El técnico continúa en la búsqueda de sus once ideales y, aunque comienza a encontrar piezas que parecen fijas, también tratan con los sectores judiciales donde el rendimiento es irregular.
Después de la dura eliminación en la Fase 2 de los Libertadores de la Copa antes de Alianza Lima, Boca Juniors fue sentenciado a una montaña rusa de emociones y rendimiento. El golpe fue tan fuerte que todavía se siente en el disfraz, a pesar de un alivio tímido como el reciente 1-0 contra Barracas Central. Fernando Gago, sin embargo, está claro que el equipo necesita mucho más que resultados ajustados para excitarse.
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El técnico continúa en la búsqueda de sus once ideales y, aunque comienza a encontrar piezas que parecen fijas, también tratan con los sectores judiciales donde el rendimiento es irregular. Rodrigo Battaglia, autor del gol contra los guapos, y Carlos Palacios, quien regresó a un buen nivel después de su sanción, ganó un lugar. Pero el frente sigue siendo un dolor de cabeza.
Edinson Cavani, emblema y jugador intocable a pesar de su sequía anotadora, podría quedarse sin su compañero habitual: Milton Giménez sería el principal señalado para salir del equipo. En cambio, Gago analiza diferentes variantes. Exequiel Zeballos y Brian Aguirre podrían formar un tándem afuera, o Kevin Zenón podría ocupar un papel mixto entre el ataque y el centro del campo. Otra carta es Miguel Merentiel, libremente para llegar al área desde atrás y contribuir con sorpresa.
El centro del campo parece ser el único sector tranquilo. Milton Delgado y Tomás Belmonte lograron equilibrar el equipo, y todo indica que continuarán como un par titular. Palacios, el más desequilibrado del equipo, también permanece fijo.
En defensa, la novedad podría estar en el lado derecho. Mientras que Battaglia se fortalece con Marcos Rojo y Lautaro Blanco, con Marcelo Saracchi aún incómodo pero queriendo luchar contra ella, Luis Advíncula aprovecha una ligera ventaja sobre Lucas Blondel, que no consolidan.
Gago tiene mucho que ajustar y poco margen para cometer errores. Mientras tanto, Boca vive entre esperanza y frustración, esperando el golpe de estado en la mesa que lo saca del ascenso.