Diego Oliveri fue sentenciado a dos años y tres meses en una prisión efectiva por viralizar imágenes privadas de Gabriela Fernández Aberasastain. Es la primera vez que se emite la condena de este tipo.
En un fallo sin precedentes en la provincia de San Luis, el juez condenó a Diego Oliveri dos años y tres meses en una prisión efectiva por haber difundido sin consentimiento un video íntimo de su ex compañero, Gabriela Fernández Aberesastain. El material se había registrado en el marco de la relación sentimental, pero era tiempo viralizado después de la separación.
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El caso, que fue denunciado en 2020 durante la cuarentena por el Covid-19, se convirtió en un juicio emblemático para la sexación y la violencia digital, al exponer no solo la violación de la intimidad, sino también las consecuencias sociales y emocionales que sufrió la víctima.
Como se demuestra durante el proceso judicial, Oliveri difundió el contenido a través de redes sociales, grupos de WhatsApp y páginas pornográficas. La viralización del video fue descubierta por la propia AberaStain cuando recibió una notificación en su teléfono celular: el contenido había sido enviado a su hijo de 9 años a través de Instagram. Afortunadamente, gracias al control de los padres, el niño no lo vio.
El papel de la ex pareja y condena judicial de Oliveri
En el caso, Tatiana Yacarini, ex compañera de Oliveri, acusada de colaborar en la difusión del video también fue acusada. Sin embargo, fue absuelto después de ofrecer una reparación económica a la víctima y declarar haber sido manipulada por el acusado. “Se disculpó, se rompió y dijo que era víctima de su violencia psicológica”, explicó el abogado demandante, Santiago Olivera Aguirre.
El fallo fue emitido por el Tribunal Unipersonal de San Luis, a cargo del juez Ariel Gustavo Parrillis, y representa un hito en la jurisprudencia local al considerar las amenazas, la difusión de la desobediencia material y judicial.
Después de conocer la sentencia, Oliveri fue transferido a la prisión del Servicio Penitenciario Provincial. El abogado de la víctima celebró la resolución: “Es una oración histórica, sin precedentes en la provincia”.
El testimonio de la víctima
En diálogo con los medios de comunicación, Gabriela Fernández Aberasastain, de 41 años, dijo el calvario que vivía después de la filtración. “Comenzó a recibirme para regresar con él”, dijo sobre las amenazas de Oliveri. “Dijo que iba a enviar los videos a su esposa, que los iba a difundir”.
La situación empeoró cuando fue víctima de Public Escarnio. Incluso le recomendaron que retire a su hijo de la escuela. “Fue una pena que vean después de todo eso”, recordó.
A pesar del dolor, decidió avanzar con la denuncia penal. “Se culpan mutuamente. Era el producto de una mente macabra y viciosa. Lo hicieron para que la gente se burlara de mí”, dijo.
La defensa de los condenados
Por su parte, Diego Oliveri, de 48 años, negó su responsabilidad. En declaraciones a TN, dijo que “el video no lo grabó, no estaba en mi casa y fue liberado mucho antes de ninguna queja”. También sugirió que la presentación de los medios del caso respondió a “otros intereses” y denunció que el demandante obtuvo beneficios laborales y notoriedad pública después del escándalo.
Un precedente clave contra la violencia digital
El juicio tuvo tres audiencias y sentó un precedente clave en la lucha contra la violencia digital y la diseminación no consentida de material íntimo, delitos que afectan a cientos de mujeres en el país.
Este fallo de San Luis marca un antes y después en el tratamiento judicial de los casos de sexantes, lo que hace visible la urgencia de aplicar justicia con una perspectiva de género en contextos de violencia tecnológica.