El gobierno está envalentonado, progresa sin límites contra ningún obstáculo y anunció otro lavado que no quieren llamar a eso. Es intolerable que el flanco progresivo-peronista continúe en el minuto de un interno incomprensible (casi).
Por Eduardo Aliverti
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Un gobierno envalentonado, que se siente a salvo de cualquier interpretación de lo contrario, progresa sin límites contra ningún obstáculo. Sus únicas barreras los tienen frente a sí mismo, porque la situación monetaria está desesperada. Él recurre al Plan de Primavera, que está en llegar al ganador a octubre ya como está. Entonces verás.
Con arabescos comunicativos y entre el renovado lote de insultos de Jamoncito, se anunció otro lavado de dinero que no quieren llamar a eso. Despierta tantas precauciones como advertencias en las capitales financieras del mundo, porque todos los controles se aflojan o se eliminan directamente. Nadie explica por qué aquellos que no lo hicieron en la ocasión anterior, a riesgo de los habituales saltos mortal argentinos.
Caputo Toto actuó como guapo indignado frente al periodista Jon Heguier. Fue una de las primeras veces que un funcionario de su nivel se enfrenta a alguien que no trabaja como mascota. El colega lo interrogó sobre si también traería los dólares que se refugió en los paraísos fiscales (cuando corresponda, la isla del hombre, dependencia autónoma de la corona británica en el Mar de Irlanda). O si los tomaría debajo del colchón, como sus pares de gabinete.
Desde el primero, respondió que enviar la plata exterior es perfectamente legal. Con el segundo fue un clavo para entrar en ira. Dijo que debajo del colchón hay una infamia que no está dispuesta a tolerar. ¿Pero cómo? ¿No es el propio Javier Milei, quien señaló que los colchones son el refugio de los que se llevaron del estado usurpador? ¿Qué estábamos? ¿Qué se defiende la mayor fuga de moneda en serie en la historia?
El episodio es un signo fantástico del lisérgico de la escena. Pero vale la pena reconocer que, antes del desierto de la oposición, la narración tiene una copia de seguridad de “sentido común”. Es sensato admitir que había una serie de regulaciones locas. No todos, por supuesto. Y que la concepción puramente propiedad de la gestión de la economía no dio ni dio más. Sobre eso, se establecen anuncios del gobierno, aunque comienzan desde una administración solo dedicada a la sierra contra los más desprotegidos. Y contra los sectores intermedios que nunca dejan de comprar espejos de colores, o que lo hacen porque no tienen una mejor oferta. Impresionante: ahora son convocados para gastar sus dólares en el supermercado.
Para respirar de humor al gobierno, llegó lo que sucedió en las encuestas de Buenos Aires.
Parece secundario detener en sí mismo el nivel de abstención récord que ocurrió el domingo pasado, en las elecciones en general y en algunas comunas en particular, debe influir decisivamente en la lectura del resultado.
Cabe señalar, como lo hizo el consultor Hugo Haime, que en el registro del domingo había 500 mil extranjeros que pueden votar en las elecciones locales. En 2021 y 2023 había 2.500,000 registrados, y hace una semana había 3 millones.
Por supuesto, no se trata de tomar importancia, ni en Buenos Aires ni en ningún lugar, al que revela ese fuerte crecimiento de la apatía o renuncia ciudadana. Es una muy mala noticia las que aumenta el número de aquellos que sienten que la “política” no está resolviendo nada sustancial, ni en el presente ni en el futuro. Cuando eso sucede, en la parte superior e invariablemente, se aprovechan las rayas más reaccionarias. Entonces, de ninguna manera descansa sobre la pequeña participación.
Dicho esto, ¿es lógico inferir que el conjunto de ausente representa una tendencia inversa a lo que se votó?
En cifras estrictas, que ha acompañado a Manuel Adorno, solo el 30 por ciento del 53 por ciento es tan cierto como lo mismo vale el porcentaje del resto de los participantes. Pero resulta que esta evidencia no parece así porque es notable, especialmente en el campo de la oposición, la observación de que después de todo el fallo no tiene, incluso por Asomo, el apoyo social que le otorgan. Y en casa, ¿cómo estamos, con respecto al entusiasmo (des) que las variantes concursantes despiertan?
Tampoco deja de causar asombro la forma en que algunos o muchos analistas usan para diseccionar el significado de la votación. Agrupan el apoyo a Milei, por un lado, y por el otro, correspondiente al Pro y Horacio Rodríguez Larreta. Entonces, ¿esos tres sectores de la derecha significan diferentes ideales?
A este último se le pregunta sin perjuicio de que, como pintan las cosas nuevamente, sería necesario prepararse para aceptar una amplitud muy grande en la coalición necesaria contra el mercado fascistoideo. Varios sapos. ¿O sería la primera vez?
No es también una opinión personal. Leandro Santoro dejó la puerta abierta para articular con los heridos que permanecieron detrás de las elecciones de Buenos Aires. Y eso, a su vez, debe armonizarse con una unidad o tácticas sindicales que surgieron del territorio de Buenos Aires, con posibilidades de proyectar a algunas provincias. Lejos de ser solo una visión reducida para Amba, es lo que lleva a la actual y el pronóstico del mapa político nacional.
Si algo está claro, o al menos, es un panorama global donde la primera e incluso exclusiva cuenca consiste en el Pro o Anti Milei.
No hay incógnita sobre las cartas jugadas por la fiesta gobernante.
Son brutales. Reprimen jubilados y fotógrafos. Apelan a la “dólarización endógena” para que las clases medias acomodadas reactiven el consumo, manteniendo la motosierra sobre la más débil. Les importa tres silbatos de que el nuevo lavado de dinero implica una orgía de fugas, narcotraficantes y operadores. Sus milicias digitales son abrumadoras en la estipulación de la agenda. El derecho a atacar restringe por decreto. Liquidan todas las conquistas de la memoria activa. Organismos culturales que no tenían la más mínima incidencia monetaria. Pakapaka lo transformó en una historia en la que Zamba movió a Dragon Ball. Las universidades públicas están en coma presupuestario.
Y lo mejor no llegó: como si no llegaran, tienen el lujo de anunciar la eliminación de subsidios a aproximadamente 15 mil garcas de Puerto Madero a quienes aquellos que segmentan las tasas de energía, con la consiguiente pregunta de por qué no podía, sabía o quería hacerlo “el gobierno popular”. Por supuesto, no hay duda de que es una trampa de caza que prepara la tierra para avanzar en el estado “beneficios” del estado para los sectores populares. No importa. Pagaron que la lucha contra la casta esté intacta y corrió a la izquierda. Sensacional.
¿Qué historia atractiva se opone a esa décima parte?
Para todo esto, Mauricio Macri plantó una bandera blanca frente a la humillación que Milei lo sometió. Hay quienes especulan razonablemente que su capacidad para dañar. En consecuencia, esperan una venganza de Calabresa por parte de un especialista en servicio y carpetas de tribunales armados.
Pero el eventual volumen de daño que Macri podría ejercer es inversamente proporcional a sus posibilidades de construcción ya sin construcción. También representa la edad que no funciona y, de hecho, Pucho Ritondo y Diego Santilli continúan llevando la asimilación a los libertaristas en la provincia de Buenos Aires. Allí, la antigua fila de Cambiemitas para pasar a los anfitriones de LLA y, tal vez, excepto por alguna intención o distrito perdido que prefieren cortarse, no hay duda de que irán juntos. Esto fue dicho por el presidente en otra propaganda formateada como una entrevista, el viernes por la noche, presentándose como candidato para Metebala José Luis Espert.
Es intolerable que el flanco progresivo-peronista, frente a esa sólida agrupación de ultras y modos falsos, continúe en el minuto de un interno incomprensible (casi).
Hay versiones para todos los gustos sobre cómo es probable. Van desde apetitos personales hasta marcos de otro nivel, que apunta a las negociaciones sobre una composición futura de la Corte Suprema, cálculos para dejar la milla-cristina como un factor principal, y así sucesivamente. Ninguno pasa el rango de versión y todo puede ser tan antiguo como plausible.
Lo concreto es que este interno solo puede generar un desgaste quizás irreversible, si ya no se produce. La madre provincial de todas las batallas está a la vuelta de la esquina, mientras que ese progre-peronismo persiste en tales platos cuando el gobierno, incluso rodeado por sus deficiencias estructurales, es más arrogante.
Ni siquiera estamos hablando del espacio de la oposición para establecer una propuesta atractiva, sino del acuerdo mínimo en las condiciones de comparación de un poderoso adversario. Uno que, precisamente, está haciendo todo lo necesario para llegar a octubre con la “estabilidad” ganadora.
Si no es que eso sea capaz de armarlos, ajo y agua.









