El portavoz presidencial, Manuel Adorni, dijo que la difusión responde a una “operación política e inteligencia ilegal”.
El gobierno denunció el lunes ante la justicia federal una supuesta “operación de inteligencia ilegal” que tenía como presunto objetivo “desestabilizar al país en plena campaña electoral” al difundir audios privados del Secretario General de la Presidencia, Karina Milei y otros funcionarios.
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La presentación judicial fue acompañada por una declaración oficial de la Casa Rosada, en la que el hecho fue descrito como “un ataque planificado que apunta directamente al núcleo de la democracia argentina”.
“No es una filtración casual”, comentó, sino una maniobra “clandestina” que habría incluido la captura de conversaciones en Balcarce 50, algo que el ejecutivo consideró una “amenaza inédita para la seguridad institucional y la investidura presidencial”.
Desde el entorno presidencial también advirtieron que detrás de la maniobra habría “influencia extranjera”, con patrones de acción “similares a las operaciones atribuidas a los intereses rusos y de Chavista”.
“La campaña de información errónea busca generar caos y condicionar ilegítimamente las próximas elecciones legislativas y nacionales”, dijo el comunicado, en el que también se le pidió a Justice que adoptaran “medidas de precaución urgentes” para detener nuevas fugas y “preservar la transparencia del proceso electoral”.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, ratificó la acusación en sus redes sociales. “El gobierno denunció ante la justicia federal una operación de inteligencia ilegal para desestabilizar al país en plena campaña electoral”, publicó en su cuenta X.
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“Se registraron conversaciones privadas de Karina Milei y otros funcionarios, que fueron manipuladas y difundidas para condicionar el poder ejecutivo. No fue una filtración. Fue un ataque ilegal, planificado y dirigido. Fin”, escribió el portavoz de Javier Milei.
Entre los supuestos identificados por el gobierno se encuentran el periodista Mauro Federico, el conductor Jorge Rial, quien “hace unas semanas declaró que el Presidente tuvo que ser espaciado”, el empresario Pablo Toviggino y el abogado Franco Bindi, indicó como un “operador judicial vinculado a Fernando Pocino”, ex jefe de inteligencia de inteligencia.
“La Ley de Inteligencia Nacional prohíbe a cualquier persona o agencia a llevar a cabo un espionaje político o manipular la opinión pública a través de actividades clandestinas”, recordó el ejecutivo en su queja. “Los responsables deben dar cuenta de la justicia”, concluyó el gobierno en su mensaje.