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El conflicto sindical en la corte crece, hay recategorización, pero es insuficiente

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Lejos de aplacar, el conflicto sindical se convirtió en el más pleno en los tribunales provinciales para reclamos salariales.

Lo curioso es que el miércoles pasado, el mismo día, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) aprobó las promociones de más de 5,000 empleados y la NAP obtuvo una sanciones de advertencia de memorando antes de la realización de futuras asambleas. Causó la reacción y la unidad de fallo, oposición y autoconsistente, que salió en bloque para anticipar las medidas de acción directa. Un boomerang.

La Asociación del Gremio de Empleados del Poder Judicial (AGEPJ) anticipó el viernes pasado la reunión de la mesa de combate. Eran miembros del fallo presidido por Federico Cortoletti; Dos representantes de la oposición encabezados por Irina Santiesteban, y tres afiliados del movimiento auto -concedente que nació y tomó fuerza en los últimos dos meses. Resolvieron un plan de lucha más agresivo que se había definido previamente. Comenzará con una huelga de 38 horas a partir de mañana del lunes, a partir de las 10, que se extenderá durante todo el martes. El jueves se movilizarán a Apross y el viernes la extraordinaria asamblea que había sido convocada para la semana siguiente se reunirá. Se definirán nuevas acciones allí, incluso legales.

Respuesta unánime. El fallo, la oposición y los autoconvocados acordaron juntos avanzar y profundizar el plan de lucha.

El miércoles de la semana pasada, en la anterior del 1 de mayo, el administrador general que depende del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) envió un memorando a todo el personal que recordaba a ese organismo que data de 1997 en adelante. Marcó el tribunal a la protesta del sindicato, con advertencias sobre descuentos de activos para los días de desempleo, medida que ya solicitó, prohibición de asambleas ruidosas, imponiendo que se lleven a cabo después de 13 y en la calle. “Regresamos al siglo pasado”, dijo Adrián Valán, Secretario de la Unión de la Unión.

El líder recordó que todos estos acordados merecían una recomendación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) al Tribunal Superior de Córdoba.

Esta comunicación ocurrió a los 15 años, después del cierre de la jornada laboral de la mayoría de los empleados. Tuvo un impacto negativo y también revivió a los reclusos del TSJ que enfrentan al presidente, Luis Angulo, con el vocal Sebastián López Peña.

LÍMITES. Se notificó al personal de restricciones a las asambleas, no se pueden hacer dentro de los tribunales o antes de la 1 p.m.

Ese mismo día, por la mañana, el TSJ había firmado el Acuerdo 502 Serie A que simplificó los rangos, reduciendo las 11 categorías a seis y recategorizando a los empleados de acuerdo con las nuevas escalas. En esa decisión también hubo una comunicación, donde se explicaron los porcentajes de aumentos que representarán para cada posición del nuevo esquema.

La noticia, lejos de ser leída como una conquista, efectivamente es un paso adelante, se interpretó como una medida absolutamente insuficiente. La incomodidad se mejoró en la tarde con advertencias oficiales frente a la continuidad del plan de lucha.

La realidad es que la brecha entre magistrados y funcionarios con el resto de los trabajadores del poder judicial de Córdoba se está haciendo más grande. Los jueces, fiscales, asesores legales, secretarios y calzuelos, los más acusados, equipararon el 90% a sus pares federales. Empleados, no.

Ambos universos reciben los mismos aumentos otorgados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El último anunciado fue del 2% retroactivo el 1 de febrero, pero impacta de manera desigual los salarios de los magistrados y funcionarios en relación con los del personal. Si bien todos están “enganchados” a los aumentos proporcionados por el tribunal, no se equiparan. Y ese es el punto visceral del conflicto: la creciente brecha y la desigualdad, en un sector de trabajadores ultraprofesionalizados, donde la mayoría tiene títulos de posgrado.

Por ejemplo, el “Oficial”, un puesto en la mitad de las filas, es aproximadamente el 75.5 % de la que tiene un empleado con la misma categoría de justicia federal, que ni siquiera pagan los ingresos o las competiciones de promoción.

Además, los judiciales provinciales tienen un 27% de descuentos en sus activos para contribuir a Apross y la caja de jubilación. Y se requieren exclusividad. No tienen registro para hacer ejercicio de una manera particular.

Si el gobierno no tiene más dinero, el TSJ tiene tareas de gastos que podrían considerarse superfluos, dicen los empleados. En las redes sociales había erogations para atender casi $ 900 mil.

“Durante la pandemia nos pidieron un esfuerzo, ahora depende de ellos”, señalan las bases.

¿Qué es la reestructuración? Luis Angulo, presidente de la TSJ, dirigió negociaciones con el gobierno provincial. Dicen que el gobernador Martín Llaryora estuvo personalmente involucrado, junto con su equipo de economía que analizó los números.

El Gremio había presentado el proyecto en octubre de 2023, durante la presidencia en el Tribunal Superior de Domingo Sesín, en un contexto económico totalmente diferente del actual. Quizás por eso, lo que en otro momento fue una conquista hoy no se compone.

Consiste en la supresión de categorías que van de 11 a seis y permite, además de las promociones automáticas, una carrera judicial en menos tiempo. Los datos oficiales proporcionados por el tribunal más alto son que afecta a 5.180 empleados.

Según los primeros datos, el aumento salarial más importante será visto por aquellos que tienen la categoría más baja, los meritorios que se convierten en “auxiliares”, alrededor de 1,000 trabajadores.