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Economía de la plataforma: por qué la participación de las mujeres sigue siendo baja

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Aunque la economía de la plataforma crece como una opción en Argentina y en el mundo por la pérdida de empleos formales y la necesidad de fortalecer los ingresos, la incorporación en este mercado es desigual: la participación de las mujeres sigue siendo muy baja (representa, según el estudio que se toma como referencia, entre el 13% y el 16% del total). El Observatorio Laborista de las Américas explica que las razones son varias: “Trabajo reproductivo, acoso sexual, poco acceso a la compra y automóviles, restricciones de movilidad, ausencia de licencias de conducir, entre otros”.

En resumen, la brecha de participación de las mujeres, no solo en Argentina sino en América Latina en general, está condicionada por otras brechas y diferencias de género, como la posibilidad de acceder a un vehículo o una licencia de conducir o la cantidad de horas para el trabajo de atención no remunerada.

“Basado en dos entrevistas realizadas para la distribución y la conducción de trabajadores en Costa Rica y El Salvador, ambas afirman que hay más mujeres que trabajan en la conducción que en el elenco ‘porque es menos peligroso ir en un automóvil y puede llevar a sus hijos con ellas”, agrega el estudio. Este testimonio “se conecta con la experiencia de muchas plataformas de trabajo de mujeres en toda la región”. Aun así, se destacan, son precisamente migrantes (un sector con alta participación en este mercado) los que lideran los procesos de sindicalización de los trabajadores de la plataforma digital. Sobre la situación específica de Argentina, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) explica que las personas utilizadas en los servicios de mensajería que se realizan a través de plataformas digitales en la ciudad de Buenos Aires son básicamente una población joven, con una marcada presencia de hombres. “Solo el 13% de los trabajadores encuestados eran mujeres, cuya participación se observa principalmente en los rangos de edad más jóvenes. Esta presencia tiende a reducir en las tiras de edad en las que normalmente se concentran las responsabilidades de atención”.

La edad promedio de los trabajadores es de 29 años. “Sin embargo, aunque la mayoría (aproximadamente 61.5%) tiene entre 20 y 30 años, el 17% excede los 35 años”, un hecho que sugiere “la presencia de un número considerable de trabajadores que exceden los rangos de edad más jóvenes, lo que cuestiona la idea de que este trabajo es realizado exclusivamente por personas muy jóvenes”.

El caso de los trabajadores migrantes es notable: son, en promedio, un año mayor que los nativos. Esto se debe en gran medida a la falta de otras opciones de trabajo.

En este tipo de actividades, las mujeres trabajan menos por día y menos días por semana que sus colegas varones. “El bajo porcentaje de mujeres que trabajan por la noche es sorprendente, lo que podría explicarse por la necesidad de combinar la actividad con la responsabilidad de la atención y/o el deseo de evitar los riesgos de seguridad asociados con el horario nocturno”, aclaran. Por otro lado, “las dificultades económicas que enfrentan los trabajadores migrantes al llegar al país podrían explicar por qué trabajan más horas por día y dedicar una mayor cantidad de días”. Es un comportamiento que contrasta notablemente con el de los nacidos en la ciudad de Buenos Aires, “cuya probabilidad de trabajar todos los días de la semana es 11 puntos porcentuales más bajos que el promedio”.

El número de horas trabajadas también explica la brecha de ingresos: las ganancias semanales de los hombres son mayores porque pasan más tiempo a esa tarea pagada, aunque las mujeres completan en promedio un mayor número de pedidos por hora.

Cippec también realizó un análisis del sector en el país e incorporó una división por plataforma: las mujeres son el 16% del total en algunas órdenes de AS ya, mientras que en Cabify o Uber representan el 2% y el 4% respectivamente.

La OIT destaca, finalmente, que en la región del 52% de los empleados en estas plataformas indicaron que no es su principal fuente de ocupación e ingresos. Además, el 40% se excluyen de la cobertura de salud y la seguridad social.

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