Los conflictos actuales como Rusia-Ukraine es una guerra de drones. Mientras Ucrania utiliza principalmente a Turks Bayraktar, Rusia usa Shahed, de origen iraní, esto se sumó a la gran inversión en el desarrollo de la fabricación nacional.
La militarización de la inteligencia artificial también ha tenido un papel para las fuerzas israelíes, que usa para los sistemas de selección por primera vez como “Lavander” para objetivos humanos, miembros de Hamas o Jihad islámica. La información se cruza en segundos con una puntuación, no se verifica y el ataque se lleva a cabo. Por su parte, el sistema del “Evangelio” tiene como objetivo identificar edificios y estructuras donde operan los miembros de Hamas.
En este contexto, ¿cuáles son los riesgos de estos desarrollos para América Latina y el Caribe, sabiendo que tiene el 8% de la población mundial e informa un tercio de todos los homicidios a nivel mundial, dos veces el promedio mundial y con una marcada presencia de delitos organizados, especialmente tráfico de drogas, tráfico ilícito de armas y personas?
Estos no les gustan los autoritarios
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El uso de drones en las operaciones de seguridad y defensa está en auge en nuestra región. Cada vez más gobiernos invierten en sistemas aéreos no tripulados, mientras que los grupos armados no estatales también los incorporan a sus estrategias, ya sea para vigilancia, ataque o transporte de cargos ilícitos.
Este hecho se puede observar desde el monitor SEHLAC, drones armados en América Latina y el Caribe, que busca mapear, hacer visible y analizar el desarrollo, la comercialización y el uso de estos dispositivos.
Entre los hallazgos más relevantes se encuentra el uso creciente de drones de fabricación caseros por crimen organizado en México y grupos armados, incluidos los disidentes de FARC en Colombia. En respuesta, los gobiernos de estos países han comenzado a invertir en sistemas anti -sangre. Mientras Ecuador, Argentina y Brasil los incorporan como parte de estrategias de seguridad preventiva en general o antes de eventos como el G20 en Río de Janeiro.
Otra es la situación en Venezuela, que con la cooperación de Irán instaló directamente una fábrica de drones de guerra en la base aérea militar más importante de ese país. Se sospecha que a partir de ahí estos dispositivos podrían proporcionar grupos armados no estatales en la región.
El uso de drones en los contextos de conflicto ha generado un impacto humanitario significativo en la región, causando desplazamientos masivos de la población y afectando principalmente a los civiles. La inexactitud de estos ataques ha resultado en personas lesionadas, así como en el daño de vivienda e infraestructura, profundizando la crisis humanitaria en las áreas afectadas.
Esta amplia disponibilidad comercial de estos dispositivos, sin controles suficientes en su venta o modificación para fines ofensivos y cuyos marcos regulatorios existentes están en construcción, revela la necesidad urgente de políticas públicas que impidan el uso inadecuado de esta tecnología, garantizan el control humano sobre su despliegue y promueven una agenda de seguridad basada en humanos, transparencia y control democrático.
En la ONU, después de más de una década de discusiones sobre la regulación de las armas autónomas, no ha habido grandes avances para los intereses de los países productores de este tipo de tecnología. Pasar un instrumento legalmente vinculante es un desafío urgente que no se puede posponer.
* Director de aplicaciones, coordinador de Sehlac y presidente del órgano rector de la Coalición de Robots Stop Killer.