El calendario judicial tenía todo lo programado: el sacerdote Raúl Sidders, acusados de abusar sexualmente de al menos un estudiante en una escuela en La Plata, tuvo que sentarse en el banco la próxima semana. Sin embargo, el proceso no comenzará. Es que el tribunal oral y penal No. 5 de La Plata dictaminó su despido al aceptar una declaración de defensa que alegaba la receta de la acción penal.
La resolución, firmada por la jueza Rosa Carmen Palacios Arias, causó una fuerte reacción entre familiares, organizaciones víctimas y demandantes, que ahora preparan la apelación. Para los demandantes, la medida constituye un nuevo ejemplo de impunidad judicial en casos de abuso eclesiástico. “Es devastador, fuimos a los días del juicio y nuevamente la justicia da la espalda a aquellos que fueron alentados a hablar”, dijo una fuente cercana a la causa.
Las acusaciones contra Sidders se reunieron en 2020. Como se indicó en el archivo, los eventos habrían ocurrido cuando la víctima tenía entre 10 y 12 años, dentro de la escuela de San Vicente de Paul. La queja incluyó un testimonio de alto valor probatorio, pero el demandante murió en 2024, sin ver el juicio. Su declaración fue una de las piezas clave durante la instrucción, donde el sacerdote había sido acusado de abuso sexual severamente escandaloso, agravado por su condición de religioso y porque es una víctima menor de 13 años.
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La queja argumenta que el caso debe avanzar hacia el debate oral. Pero con esta decisión, Sidders, que está bajo la prisión de la Cámara, recuperará su libertad. La fiscalía y los abogados de la víctima anunciaron que recurrirán a la Cámara de Apelaciones.
El fallo se produce después de la controversia que despertó el fallo de la Corte Suprema en la causa de la cura Justo José Ilarz. El 1 de julio, el tribunal más alto declaró la extinción de la acción penal contra el formersacerdote, que había sido sentenciado a 25 años de prisión por abusar de siete menores entre
1985 y 1993, cuando era un prefecto de la disciplina en un seminario en Paraná.
Aunque los tribunales del tribunal reconocieron la gravedad de los crímenes, consideraron que no se aplicó retroactivamente la ley penal actual, lo que evita la prescripción de abuso sexual a los menores. La decisión anuló una firme condena emitida en 2018 y generó críticas de organizaciones de derechos humanos y víctimas que esperaron más de tres décadas para ser escuchadas.
Ilarraz había sido declarado culpable de múltiples abusos y maniobras de manipulación dentro de un contexto religioso e institucional. A pesar de la evidencia y los testimonios, el tribunal consideró que no había bases básicas. La causa fue cerrada y el acusado liberado.