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Desde la transmisión a las canchas: “Alta Coimera”, el éxito viral que convirtió la ira en una canción

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“Alta Coimera, la mina es alta coimera, Alta Coimera, Karina es alta coimera”, así comienza la reversión de la clásica Guantanamera que nació en la sección de la fábrica de la transmisión de gelatinas, pero que rápidamente trascendió el borde de las redes sociales.

El problema fue inspirado por el escándalo de los supuestos COIMAS en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), donde los audios filtrados mencionan al Secretario General de la Presidencia, Karina Milei, como parte de un esquema de devolución vinculado a la compra de medicamentos.

Hoy la canción ya no es solo un meme musical: suena en los bolos, en las canchas de fútbol, ​​en reuniones familiares e incluso en altavoces improvisados ​​en las calles de Ezeiza. El fenómeno no está aislado: los videos virales muestran multitudes cantando la canción como un eslogan político, e incluso un bar en Brasil respondió la letra con un grito final de “Fora Milei”.

Estos no les gustan los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Es por eso que molesta a quienes creen que son los dueños de la verdad.

En cuestión de horas, el hashtag #karinacoimera se convirtió en una tendencia nacional, acompañada por miles de memes que pusieron a la hermana del presidente en el centro de la escena.

3% Viral: lluvia de memes y videos contra Karina Milei para el escándalo de Coimas

De los jingles improvisados ​​a las canciones populares como protesta

La politientista Natalia Aruguete ha demostrado cómo en los contextos de polarización y crisis las redes sociales se convierten en escenarios en los que se condensan las emociones colectivas. Allí, las narrativas virales no solo amplifican lo que no contienen los discursos oficiales, sino que también funcionan como espacios donde los ciudadanos canalizan bronchs, miedos y pasiones.

Algo similar apoya al investigador español Carlos Scolari, cuando describe el paso de un modelo de comunicación vertical, un medio tradicional, hacia una lógica de redes en las que los ciudadanos se convierten en protagonistas activos.

En esa ecología de los medios, los usuarios ya no son receptores pasivos, sino productores que remezcla, parodia y circulan contenido clave cultural: desde memes hasta canciones virales. Esa práctica, dice Scolari, es parte de un nuevo lenguaje político donde la cuenta institucional vive con narraciones creadas “a continuación” y con códigos de humor digital.

En Argentina, esa creatividad se convirtió en un sello: de la campaña improvisada se lleva a la invención de canciones populares como un modo de protesta. Lo que anteriormente eran lemas callejeros, hoy circula en formato de transmisión y redes sociales.

La bandera en los puestos de San Lorenzo Ironizo con el 3% de los supuestos Coimas a Karina Milei.

Jingles Gelatin y Factory

El productor de gelatina, dirigido por Pedro Rosemblat junto con Marcos Aramburu, se consolidó como un laboratorio de comunicación política digital. Su sección de la fábrica Jingles comenzó como un juego con la audiencia y hoy es un dispositivo cultural capaz de instalar la agenda.

“Para nosotros fue una broma. Se salió de control. Comenzó con los oyentes que enviaron portadas, y ahora nos dicen que lo estudian en las tesis universitarias”, dijo Aramburu en la radio contigo.

En diciembre llevarán la propuesta al estadio de Argentinos Juniors, después de haber llenado las obras míticas. Lo que comenzó como una sátira digital, terminó como un espectáculo masivo con miles de espectadores cantando consignas políticas en Cumbia, Rock o Bolero.

El escándalo también complica directamente a Javier Milei

No es un accidente que incluso los periodistas tradicionales como Eduardo Feinmann hayan terminado gastando los Jingles en sus programas: “Todos se enojan hasta que salen en un tintineo”, dijo Aramburu.

Comunicación popular y política en “Argentino”

La antropóloga Paula Sibilia, en “Intimacy como un espectáculo”, ya había marcado cómo los formatos de entretenimiento están pasando por la política contemporánea. “Alta Coimera”, encarna ese cruce: transforma la indignación en el espectáculo, la ira en una canción pegadiza.

En un país donde la política tradicional perdió la capacidad de conectarse, la creatividad popular encontró el atajo. Lo que no despierta interés en un discurso en el Congreso se multiplica en un tintineo irónico que circula en bolos, en recitales o en un altavoz callejero.

No es un fenómeno aislado. Fue visto en la campaña de 2023, cuando Sergio Massa, Javier Milei o Juan Grabais tuvieron sus propios “éxitos” virales, y hoy se reflejan en artistas reconocidos como el puerto, que no dudaron en interpretar “Alta Coimera”, en CNN Radio.

La canción, escrita y enviada por la artista de Monteriza, María Paula Godoy, a Gelatina, es el mejor ejemplo: nació como una portada casera de Guantanamera y en pocos días se convirtió en un himno de protesta popular.

Como Umberto Eco anticipó, los paradigmas de comunicación cambian cuando los idiomas oficiales se vuelven opacos: allí surge la cultura popular, que recuerda símbolos, melodías y discursos para generar una nueva historia que se conecta con las personas.

El fondo: el escándalo en Andis

El contexto que desató el golpe no es menor. La filtración de audios atribuidos a Diego Spagnuolo, ex director del Andis, reveló un supuesto sistema de retorno en la compra de medicamentos.

En estos audios, se menciona el Secretario General de la Presidencia, Karina Milei, y el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem, junto con la farmacia argentina suiza. El esquema, según Spagnuolo, consistió en 8% de Coimas derivados de contratos.

Spagnuolo Audios: Justice allanó el Andis y encontró $ 200,000 en el automóvil de un empresario designado

La justicia ya llevó a cabo redadas simultáneas en la sede de Andis y en las oficinas de la farmacia, en una investigación encabezada por el juez federal Sebastián Casanello.

El Jingle “Alta Coimera” no reemplaza la queja o investigación judicial, pero refleja una nueva forma de procesamiento de la política en Argentina. La ira se canaliza en la música, las acusaciones se convierten en canciones y los ciudadanos encuentran en el humor una forma de resistencia. En las sociedades fragmentadas, la comunicación popular surge como una válvula de escape y como otra forma de disputar los sentidos del colectivo.

GD / EM

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