De Córdoba, Voces del Inta advierte sobre el impacto de la reforma en el interior del país

En medio de una profunda incertidumbre, el Instituto Nacional de Tecnología Agrícola (INTA) enfrenta una posible reestructuración promovida por el gobierno nacional. Un decreto incluso en elaboración podría modificar sustancialmente la autarquía de la agencia, reducir su planta de personal con el despido de alrededor de 1,500 trabajadores y redefinir su estructura de gobernanza, centralizando las decisiones que hasta ahora han sido el resultado del consenso territorial y técnico. La noticia encendió alarmas tanto a nivel nacional como en las unidades regionales, donde se teme por el desmantelamiento de décadas de trabajo conjunto entre el estado, el sector científico y la producción agrícola.
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El Secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, recibió recientemente los presidentes de los Consejos Regionales de Inta, que expresaron su preocupación por tres pilares considerados fundamentales: gobernanza, regionalización y extensión. “Con respecto a la gobernanza, enfatizamos para mantener la decisión del sector productivo y científico-tecnológico dentro del cuerpo”, dijeron los representantes, quienes también insistieron en que los consejos regionales deben continuar teniendo poder de toma de decisiones sobre las actividades INTA en el territorio.
Iraeta confirmó que el decreto está en proceso y aseguró que “se están haciendo consultas”, en lo que los directores interpretaron como un signo de posible apertura. Dentro de ese marco, entregaron una carta firmada por 21 presidentes de consejos regionales y centros de investigación, también dirigidos a los ministros Luis Caputo (economía) y Federico Sturzenegger (desregulación), en el que afirman que cualquier reforma preserva el carácter federal y descentralizado del cuerpo.
La carta destaca la magnitud y la complejidad de la red institucional INTA: alrededor de 1,000 líderes integran sus consejos y centros, con representantes de entidades agrícolas, gobiernos provinciales, universidades, trabajadores y el sistema científico. “Estamos dispuestos a discutir una reestructuración que mejore y modernice a Inta, pero queremos que sea racional y descentralizado, no caprichoso y centralizado”, dijeron.
Ecos regionales: la situación en Córdoba
En Córdoba, la preocupación es palpable. En Villa María, el jefe de la Agencia de Extensión Rural, Mónica Moretto, advirtió que Inta está a punto de cumplir 70 años de historia y que la posible reforma genera incertidumbre. “Tenemos un sistema de gobierno en todos los niveles, desde agencias de extensión hasta los centros regionales, compuestos por instituciones agrícolas que apuntan a qué hacer y qué no escuchamos la demanda del territorio y actúan en consecuencia”, explicó en el diálogo con Radio 90.1.
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Moretto enumeró algunos de los múltiples programas que se desarrollan con una fuerte articulación público-privada. Desde acuerdos con empresas como Funesil para desarrollar tambores robotizados, proyectos con grupos industriales y talleres de perfil sensorial de queso. También destacó los programas clave como un cambio rural, que fue “uno de nuestros bastiones para trabajar con el productor desde la extensión”.
De Jesús María, la alarma también crece. En esa sede del INTA, un equipo técnico reducido pero especializado trabaja en áreas clave como pastos y gestión genética, fundamental para la productividad agrícola. Existe el despido del personal y los becarios no permanentes, así como la venta de propiedades utilizadas para los juicios de campo. Además, la eliminación de programas como Pro-Huerta, que distribuyó semillas a sectores vulnerables.
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El Diputado Nacional Luis Picat, productor agrícola de la zona, tiene una reunión con el personal de INTA local. El objetivo es transmitir al Congreso el estado crítico de la institución. Para muchos, Picat representa una oportunidad para construir puentes, dada su carrera en el sector.
Un papel estratégico en juego
Desde los diferentes niveles de INTA, está de acuerdo en que la agencia cumple una función estratégica como un brazo territorial del estado en el campo agrícola, con fuertes raíces regionales y una gran capacidad técnica. Las decisiones que se discuten hoy podrían redefinir no solo la estructura de la INTA, sino también su papel dentro del sistema científico-tecnológico argentino.
“Somos el brazo territorial del productor y del estado también. Tendremos cosas para revisar y mejorar, pero siempre con el diálogo”, dijo Moretto.