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¿Cómo son los matrimonios de lavanda, acuerdos de pareja que revolucionan la generación Z?

¿Es el amor y el sexo fundamental en el momento de vivir juntos? Algunas personas consideran el NO, y que hay otros valores que se ponen en juego para generar nuevos contratos.

Los caminos para la formación de enlaces son cada vez más diversos, especialmente entre los jóvenes, que tienen nuevas expectativas sobre qué es una relación y cómo vivirla. Así es como los nacidos entre finales de los 90 y principios de 2000 imponen sus propias reglas.

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Hoy, dos personas pueden aceptar compartir sus vidas, vivir juntas y/o casarse sin romance o sexualidad, lo que imponía a las redes sociales el término matrimonios de lavanda. Su nombre se originó en el siglo XIX y se resignó con la Generación Z. Para ellos, las relaciones de este tipo pueden ser un vínculo estable y exclusivo o también incluir, y simultáneamente, encuentros sexuales o sentimentales con otras personas.

El término matrimonio de lavanda comenzó a usarse para mencionar a la Unión por conveniencia entre un hombre y una mujer con el objetivo de ocultar la homosexualidad de uno o ambos cónyuges. Fue a principios del siglo XX, en países de habla inglesa, donde se hizo popular entre los matrimonios de figuras públicas a los que era imposible reconocer su orientación sexual, especialmente en la industria cinematográfica de Hollywood. El concepto apareció por primera vez en la prensa británica en 1895, en un momento en que el color de la lavanda se asoció con la homosexualidad. Por lo tanto, los matrimonios de lavanda evitados en ese momento acoso y condena social y permitieron que la comunidad LGBT accediera a los mismos derechos civiles enmarcados en el contrato de matrimonio que el resto de los ciudadanos (como pensiones, jubilación, herencia).

Según Silvia Alvez, una psicóloga psicoanalista con una perspectiva de géneros y diversidades, para comprender esta tendencia, es importante no naturalizar el origen de las familias y el matrimonio en las sociedades modernas. “Pensar que el amor y el amor románticos como creemos que ahora es una construcción social. No las cosas que naturalmente siempre estaban unidas entre sí. Quizás la generación de genes, y estas nuevas formas de vincularnos nos permiten hacernos preguntas sobre lo que es amar y qué es una pareja. Nos permite a otras posibilidades, una deconstrucción y la opción de construir nuevas timenses”.

Algunas de las razones de la unión del Arriege de lavanda (como se les conoce en las redes) son la conveniencia y la cooperación doméstica y el consuelo económico (la posibilidad de que los jóvenes abandonen el hogar familiar y logren autonomía), la búsqueda de un compromiso sincero y un apoyo mutuo más allá de las fluctuaciones emocionales del amor romántico y el deseo sexual. El miedo a la privacidad y estar cerca de manera afectiva después de años de ira de las citas y sus prácticas asociadas, como el fantasma y los vínculos desechables, también están influenciados por la conformación de estos lazos.

Para Ximena Díaz Alarcón, experto en la experiencia del cliente, con capacitación en sociología, antropología y liderazgo y CEO del consultor universal, la tendencia que se observa hacer trabajo de campo en el enlace a América Latina sigue siendo el ideal romántico. “La intención de encontrar una persona con la que eventualmente vive, no necesariamente se case, sino que vive y en algún momento, incluso en algunos casos, para formar una familia aún persiste. La familia que forma una familia no se ve como indispensable por la Generación Z, formando una familia para ellos significa tener hijos. Sin embargo, el contexto actual en el que es muy difícil lograr la independencia económica permitió la emergencia de estos nuevos vínculos con nuevos prioridades como bienes de buen buen conocimiento de interés de interés, y es muy difícil lograr la independencia económica permitiendo la emergencia de estos nuevos vínculos con nuevos prioridades como bienes de buen buen conocimiento de interés de interés de interés”. Alarcón.

Otra característica de las parejas de lavanda es que, a diferencia de los modelos tradicionales (enamorados y/o la atracción sexual) pueden ser creadas y sostenidas en lazos platónicos, es decir, una relación afectiva basada en la complicidad, el cuidado, los pensamientos compartidos, las convicciones y el deseo de estar con otro o con otro sin necesariamente atracción o enamoramiento sexual.

“Es una conexión de otro tipo. Es profundo, es íntimo y luego se elige el enlace platónico que podemos pensar en una lógica totalmente diferente de la del amor romántico y el deseo erótico”, explica Alvez y agrega: “Cuando piensas que es raro que un par de pareja resulte sexo y amor, es porque estamos pensando en ello con las lentes de la norma que nos cuesta mucho a la pregunta.

Esas otras cosas que Alvez menciona son, por ejemplo, lo que ella llama “estrategias de supervivencia” para acceder a ciertos temas que de otro modo podrían ser: por ejemplo, tener un trabajo social, beneficios del tipo de pensión, poder unirse a los ingresos y acceder a un préstamo hipotecario y obtener una casa. Se trata de usar las herramientas de ese contrato social que es el matrimonio, pero sin vincularlas con el amor romántico y la familia tal como las conocemos. Posiblemente sea lo mismo que la comunidad LGTB en el siglo pasado, pero la agiliza al contexto actual.

“La generación Z tiende a vivir el momento que ya no se proyecta mucho, por lo que esta tendencia se puede transformar”, dice el psicólogo y escritor Beatriz Goldberg, especialista en crisis individual y de parejas, y se suma a las reflexiones y análisis: “Creo que esto no reemplazará el amor o la decisión de tener una pareja con la que se da un vínculo romántico y sexual y también puede suceder con tanta comprensión, tantas experiencias y una emoción y una emoción de acuerdo y una emoción, una emoción y una emoción, una emoción y una emoción, y una emoción, una emoción y una emoción, y una emoción, y una emoción y una emoción, y una emoción, y una emoción y una emoción, y una emoción y una emoción, y una emoción y una emoción que no se comparte con tanta ver, lo que no es una vez que sea una gran cantidad de emociones y una emoción. persona aséptica para uno.

Goldberg invita a la reflexión sobre el condimento platónico de las parejas de lavanda: es importante aclarar que no es una atracción hacia lo prohibido, lo inaccesible o lo idealizado (por lo tanto generalmente asociado), sino de nuevos acuerdos vinculantes que no tienen nada que ver con los mandatos, obligaciones o imposiciones (como en el caso de los matrimonios acordados anteriormente en las sociedades conservadoras o ultraviáticas).

Para pensar en el futuro de las parejas de lavanda y comprender estas transformaciones en los enlaces en los nuevos contextos, es importante continuar haciendo preguntas a lo que se naturaliza como una norma y lo que consideramos obvio y natural. Y, en palabras de la psicóloga Silvia Alvez, perder su miedo y angustia para cuestionar el amor, las relaciones, la sexualidad, las parejas y los modos de enlaces: “Creo que puede ser una forma de sobrevivir y poner a la comunidad. Estar enmarcado o vinculado a un contrato legal reconocido por el estado”.

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