Con este método fácil, las toallas duras y ásperas permanecen suaves como nuevas.
¿Alguna vez te pasó que, después de varios lavados, tus toallas eran ásperas y con una textura incómoda? Este problema es muy común, y la buena noticia es que no es necesario gastar en productos caros para resolverlo. Hay un truco casero, barato y efectivo que dejará sus toallas suaves y esponjosas y con una mejor apariencia: vinagre blanco.
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Con el tiempo, los residuos de jabón, el exceso de suavizante y la lima de agua se acumulan en las fibras de tela. Como resultado, las toallas pierden suavidad y absorción, y se vuelven rígidos y desagradables telas para tocar.
Lavado inicial: coloque las toallas en la lavadora como lo hace normalmente. Sustitución de sufrimiento: en lugar de usar suavizante, agregue una taza de vinagre blanco en el compartimento correspondiente. Ciclo de lavado: elegí un programa de agua caliente o tibia (según lo que indica la etiqueta de la toalla). Correcto: cuando termine para que se recuperen esponjes. Detergente de disco y residuos de cal, que son responsables de la rigidez. Neutraliza los olores, dejando toallas frescas y limpias. Reconoce la absorción natural de la tela, evitando que el agua se deslice. Si sus toallas son muy duras, repití el lavado con vinagre una o dos veces. Alterne el uso de vinagre con el de bicarbonato de sodio (en lavados separados) para mejorar el resultado. Evita usar demasiado suavizante: en lugar de ablandarse, genera una capa que endurece la tela.