La Comisión a cargo de escribir el nuevo Código de Coexistencia Municipal reunió referentes del Instituto de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Idejus) – Unidad Ejecutiva de Conicet y el UNC -, incluidos Esteban Llamosa, María Angélica Peñas Defago, Hugo Omar Seleme, Hernán Galo Bouvier y Marisa fassi. Mónica Cingolani, decana de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) también estuvo presente.
Cingolani enfatizó que la universidad puede contribuir con “espacios para la participación y el debate activos”, además de estudios y encuestas que sirven como aportes. Recordó la experiencia de la UCC en 2008, cuando participó en la comisión de expertos que escribió la reforma política y electoral provincial.
El nuevo código de coexistencia busca pasar de la lógica punitiva hacia un enfoque de derechos y prevención.
Por su parte, Llosas declaró que “ninguna coexistencia puede fortalecerse sin conocimiento científico” y es por eso que la contribución de la investigación especializada en género, ética pública, discapacidad, derecho ambiental y derecho a la ciudad será fundamental para la discusión.
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Crítica del paradigma punitivo
Los investigadores Defago y Fassi señalaron que, en las últimas décadas, los códigos de coexistencia se usaron para criminalizar la vulnerabilidad: jóvenes, migrantes, personas pobres o con problemas de salud mental. “Lejos de prevenir conflictos, los grupos de riesgos están sancionados por su condición y no por su comportamiento”, advirtieron.
En ese sentido, solicitaron normas que prioricen el principio de igualdad, el tratamiento digno y la no discriminación, además de promover mecanismos restaurativos, mediación y trabajo comunitario como alternativas a la sanción. También reclamaron un código de idioma transparente y claro, accesible para los ciudadanos.
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En la misma línea, Seleme dijo que el nuevo código debe ser un instrumento preventivo y no un catálogo de sanciones. “Tienes que tomar el tono punitivo. La sanción debe ser la última alternativa”, dijo, y propuso la creación de consejos de vecindad, centros de vecindarios y jurados populares como casos de participación.
Los académicos reclamaron la participación ciudadana y los mecanismos restaurativos como ejes centrales de la reforma.
Espacio público y discreción
El investigador Hernán Galo Bouvier propuso repensar el espacio público no solo como un alcance de circulación y ocio, sino también de manifestación y visibilidad de problemas sociales. Dijo que es necesario compatir el derecho de circular con el de expresarse en caminos públicos.
Además, advirtió sobre el peligro de discreción administrativa en la aplicación de sanciones. “Abrir esa puerta permite estereotipos y arbitrariedad. Muchas veces la falta se agrava si el delincuente tiene un consumo problemático, cuando debería ser al revés: una circunstancia para atenuar la sanción”, dijo.









