“Votemos y tumbamos al kirchnerismo”, dijo Manuel Adorni al final de su campaña proselitista cuyo eje, hasta el último momento, se basó en la polarización con ese espacio. Sin embargo, en el programa “comunista”, el periodista Agustín Rombolá observó: “En la ciudad de Buenos Aires, nunca ganó el kirchnerismo. La fuerza nació en 2003 con Nérstor y luego siempre triunfó a la pro. A menos que crean que Vidal, Larreta o ThePennate son K”. En este sentido, cuestionó la táctica del portavoz presidencial para nacionalizar el concurso y rivalizar directamente en los avances antagónicos de la libertad.
Cuatro días después de la celebración de las elecciones legislativas del 18 de mayo en la ciudad, Rombolá aprovechó la oportunidad para cuestionar la polarización política que domina el escenario nacional en su conjunto, calificándolo como “dicotomía ridícula”. “No hay necesidad de derrotar al kirchnerismo. Todo termina reduciendo que si no piensas como ellos, eres K”, dijo.
La figura de Adorni estuvo involucrada en debates a lo largo de la campaña. En los últimos meses, su doble papel fue cuestionado como candidato y portavoz presidencial, que para algunos sectores generó dudas sobre su independencia y capacidad para representar a los ciudadanos. Sus detractores argumentaron que su función como portavoz podría influir en su agenda electoral y limitar su autonomía para actuar en beneficio del electorado.
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A pesar de las críticas, Adorni mantuvo su firme discurso y trató de consolidar su espacio político que apelaba a un electorado cansado de las confrontaciones tradicionales, como se considera en el programa. En un escenario en el que la ciudad de Buenos Aires es considerada por el profesional como un bastión propio, un territorio donde su hegemonía política se ha mostrado durante 17 años, el candidato trata de diferenciarse mientras se da importancia al kirchnerismo, el principal adversario político en el país.
El cierre de la campaña de Adorni dejó en claro que la batalla política en la ciudad estaba marcada por la disputa ideológica y la búsqueda de votos de un electorado dividido.
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