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busca mantener el control de la auditoría general de la nación política lo intransigente

En medio de una creciente crisis institucional en la auditoría general de la nación (AGN), el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, presentó un proyecto de ley que podría cambiar radicalmente la distribución de energía en una de las organizaciones clave para el control del gasto público. La propuesta, que ya ha generado un revuelo en el Senado, busca expandir la representación de los diputados en el AGN de ​​tres a cuatro auditores y reducir a solo dos cuotas que actualmente corresponden a la Cámara Alta.

El proyecto fue firmado por Menem con referentes libertarios como Gabriel Bornoroni, Nicolás Mayoraz, Bertie Benegas Lynch, Nadia Márquez y Santiago Santurio. La iniciativa, la Agencia de Noticias de NA informó no solo con el objetivo de reorganizar la forma en que se designan los auditores, sino que también auditan a los nuevos sectores del estado, incluidos el poder judicial, las universidades nacionales y recientemente creado ARCA, la agencia a cargo de la administración de bienes públicos.

En la actualidad, tanto los diputados como el Senado designan a tres auditores cada uno, basados ​​en la representación política de sus bancos. Sin embargo, Menem propone modificar ese equilibrio. Según el proyecto, “la Cámara de Diputados elegirá tres (3) auditores auxiliares en proporción a los bloques con el mayor número de miembros y la cuarta representación del partido gobernante”, mientras que “el Senado elegirá dos (2) auditores auxiliares”.

La propuesta ocurre en un contexto en el que el AGN está paralizado, con su presidente, Juan Manuel Olmos, a cargo de la soledad debido a la falta de consenso político para designar a los seis auditores que deben reemplazar a los que terminaron su mandato. La falta de funcionamiento de la agencia generó tensiones entre el fallo y la oposición, y este movimiento de Menem aparece como un intento de desbloquear la situación con un juego de alto impacto político.

Uno de los puntos más controvertidos del texto es la cláusula que le da al partido gobernante en los diputados la posibilidad de garantizar a su propio auditor. Esto podría dejar al Senado en desventaja, que anticipa un fuerte rechazo por los bloques de la Cámara Alta, que podría considerar la propuesta como una interferencia en su autonomía.

El proyecto también regula el funcionamiento interno de la AGN, establece criterios para la eliminación del auditor general (requiere una mayoría de dos tercios) y corrige que su salario sea equivalente al de un senador nacional. Mientras tanto, los auditores auxiliares tendrán un mandato de cuatro años con la posibilidad de una reelección, y recibirán una dieta similar a la de un diputado de la nación.

En sus fundamentos, Menem argumenta que la iniciativa “especifica la autonomía funcional del cuerpo proporcionada en el artículo 85 de la Constitución Nacional” y que busca fortalecer la figura del presidente de la auditoría y transparente el proceso de designación de sus miembros.

El texto también establece que el nuevo diseño “plasma el control de gestión en manos de la oposición”, ya que la representación proporcional estaría definida por la mayoría parlamentaria en los diputados, que hoy no posee al partido gobernante, pero la libertad avanza como una segunda fuerza detrás de la unión por la patria.

El proyecto promete abrir un nuevo capítulo de voltaje entre las dos cámaras, en un escenario en el que la auditoría, lejos de ser una institución técnica, se convirtió en un campo de batalla político para el control estatal. Con esta obra, Menem y los libertarios buscan mantener una herramienta clave para auditar, y finalmente denunciar, el uso de fondos públicos en una administración decidida para romper con el pasado.

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