La policía de la ciudad logró desmantelar una celda de una organización criminal dedicada al robo mediante el uso de sedantes, después de una serie de redadas hechas en las ciudades de Llavallol de Buenos Aires, remedios de Escalada y Lomas de Zamora. Los procedimientos permitieron el arresto de dos personas, un hombre de 47 años y una mujer de 38 años, y el secuestro de dispositivos electrónicos, registros médicos falsificados y medicamentos como Clonazepam, solía sedar a las víctimas sin su conocimiento.
La investigación comenzó en enero de este año, después de que un ingeniero de 46 años informó haber sido drogado y despojado de sus activos en su departamento de Palermo. Desde el análisis de cámaras de seguridad, registros de transporte, comunicaciones telefónicas y redes sociales, los investigadores reconstruyeron el circuito criminal y vincularon a los detenidos con otros casos que ocurrieron en la comuna 14.
El esquema fue cuidadosamente planeado: Juliana J., quien llamó “Agustina”, fue responsable de seducir a las víctimas, coordinar reuniones a través de aplicaciones como Tinder y administrar sustancias para reducirlas. Débora J. hizo recetas médicas falsas y organizó la logística del robo, y Diego M. estaba a cargo del transporte y la reducción de los bienes robados. Durante las últimas redadas, se incautaron diez teléfonos celulares, dos cuadernos, una tableta, un DVR con capacidad de almacenamiento de imágenes y una CPU con archivos clave, incluidas “comunicaciones entre los miembros de la banda, transfieren registros y capturas de conversaciones con víctimas potenciales”, según fuentes judiciales.
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Juliana J., de 20 años, fue arrestada en febrero pasado. Es el que supuestamente sedujo al ingeniero y robó $ 23,600, dos cuadernos, un iPhone, lentes Gucci y champán importado. Lo había contactado para Tinder. La reunión terminó con la víctima inconsciente y el departamento prácticamente vació.
El acusado fue procesado con detención preventiva e incluso un embargo de 30 millones de pesos. El avance de la investigación permitió establecer que Juliana tenía vínculos con la red ahora interrumpidos en el Conurbano, que permitió trazar una línea directa entre las diferentes operaciones.
La sospecha es que Agustina trabajó bajo las órdenes de Deborah y que el robo sufrido por el ingeniero no fue el primero ni el último. De hecho, los investigadores pudieron determinar que la organización habría actuado en otro ataque bajo la misma modalidad en la ciudad de San Fernando de Buenos Aires.
Más violencia, más muertes. En lo que va del año, al menos dos víctimas murieron como resultado de este tipo de ataques. El primer caso ocurrió en Montserrat, donde un hombre de 38 años se encontró sin vida en su departamento después de asistir a una roca popular. La noche comenzó en un lugar ubicado en Rivadavia Avenue en 2100, donde la víctima y un amigo conocieron a dos mujeres entre 25 y 30 años. Después de compartir bebidas y conversaciones, decidieron continuar la reunión en la casa de uno de ellos, en Solís a los 300.
Horas después, el sobreviviente se despertó desorientado y notó que el lugar estaba revuelto. Al buscar a su amigo, lo encontró inconsciente en el piso. Inmediatamente llamó al 911, pero lo mismo descubrió que el hombre ya había muerto. Según el informe preliminar, la autopsia reveló edema cerebral, hemorragia y congestión pulmonar, signos compatibles con envenenamiento psicotrópico.
El segundo caso, que ocurrió en Lanús Oeste, tuvo como víctima en Jorge Costa, un jubilado de 77 años. En febrero, Costa conoció a una mujer de nacionalidad uruguaya, Arita Diana C., a quien había conocido anteriormente y con quien compartió una cena antes de regresar a su casa en Villa Diamante. Las cámaras de seguridad muestran a la mujer que ingresa al edificio alrededor de las 22.17 y se va sola dos horas después, llevando dos bolsas. La víctima fue encontrada al día siguiente por su hijo, inconsciente y signos de sedación. Fue transferido al Hospital Evita, donde murió poco después.
La oficina del fiscal local ordenó el arresto del sospechoso, que fue capturado en Quilmes. En su casa encontraron pertenencias de la víctima: un teléfono celular, un reloj y el televisor robado. La experiencia confirmó la presencia de sustancias compatibles con ansiolítico en el cuerpo de jubilados.
Estos episodios encendieron las alarmas no solo a nivel judicial sino también diplomático. El 20 de junio, la Embajada de los Estados Unidos en Argentina emitió una declaración inusual, advirtiendo a sus ciudadanos sobre el aumento de los crímenes cometidos por las “viudas negras”. La advertencia era clara: evite aceptar bebidas de extraños, no reunirse en espacios privados con personas contactadas por redes y notificar al consulado en caso de encuentros sospechosos.
La alerta internacional confirmó lo que Justice ya advirtió: el fenómeno no solo se expande, sino que está profesionalizada, con estructuras que incluyen víctimas, falsificación de documentación, provisión de psicotrópicos y blanqueo de objetos robados. En muchos casos, las víctimas son turistas extranjeros con alto poder adquisitivo.
Los investigadores argumentan que el uso de redes sociales y aplicaciones de citas facilita las acciones de las bandas. “La naturalización del contacto con extraños y el entorno informal de las citas favorecen el engaño y la administración de sedantes sin resistencia”, explicó un experto intermedio. A su vez, el uso de recetas médicas falsas permite el transporte de medicamentos controlados sin aumentar las sospechas.
Cámaras, Uber y teléfonos celulares
RP
“Agustina” fue identificado y arrestado en febrero pasado gracias a un trabajo extenuante que incluyó el análisis de cámaras privadas y el Centro de Monitoreo de la Ciudad, órdenes a Uber para establecer los viajes solicitados en el área donde ocurrieron los eventos y varias declaraciones de testimonios.
Desde su arresto, la investigación avanzó hacia el resto de los involucrados gracias a una experiencia realizada en su teléfono celular.
Según los datos obtenidos, los investigadores identificaron a una mujer que cumpliría la función de “regente” la “viuda negra”. Fue el que dio las indicaciones de los elementos que se resta, la cantidad de gotas de clonazepam para suministrar y la persona a la que Agustina envió fotos de las tarjetas de sus víctimas para que pudieran usarlas mientras ella lo sedujo. Su nombre es Abigail. Y él es un fugitivo.