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Adiós a Violeta Barrios de Chamorro, símbolo de reconciliación en Nicaragua

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Violeta Barrios de Chamorro, quien murió este sábado a los 95 años, fue la primera mujer elegida por la presidenta en Estados Unidos, en cuyo gobierno (1990-1997) pacificó y reconcilió un nicaragua devastada por décadas de guerras.

“Doña Violeta”, como lo llamaron los nicaragüenses, murió en Costa Rica después de una larga enfermedad, debido a complicaciones derivadas de Alzheimer y una embolia cerebral que sufrió en diciembre de 2018.

Lejos de la vida pública durante dos décadas, la habían transferido de Managua a San José en octubre de 2023 para estar cerca de sus cuatro hijos, desterrados de Nicaragua por oponerse al presidente Daniel Ortega.

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“Su legado es incuestionable. Lideró la transición de la guerra a la paz, curando a un país destruido por el conflicto armado. El contraste con Ortega es claro y profundo”, dijo a AFP Félix Maradiaga, un activista académico y político exiliado en los Estados Unidos.

Ortega, a quien ganó en las urnas, ha gobernado durante 17 años y está acusado de sus críticos, gobiernos y organizaciones internacionales de ser un autócrata que aniquiló la tolerancia, las libertades y la independencia de los poderes que “Doña Violeta” habían logrado.

Fue la viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro, miembro de una de las familias más destacadas de Nicaragua quien, siendo el propietario y director del periódico La Prensa, fue asesinado en enero de 1978 por su oposición al dictador Anastasio Somoza. La muerte de su esposo, por cuyo apellido también es conocida, la empujó a la dirección de la prensa y luego a la política.

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Una “madre” angustiada.

Cuando la insurrección dirigida por el Frente Nacional de Liberación Sandinista (FSLN) triunfó en julio de 1979, la Junta del Gobierno de Reconstrucción Nacional se unió, entre cuyos cinco miembros fueron Ortega. Barrios era la única mujer.

Pero en 1980 renunció a la junta, no está de acuerdo con la deriva socialista de la revolución y la influencia de Cuba, dirigió el periódico y ganó prominencia como oponente de los sandinistas, que enfrentaron las guerrillas en esa década “contra” financiado por Washington.

Contra todo pronóstico, ganó las elecciones de febrero de 1990 postuladas por la UNO, una coalición de 14 juegos que con el apoyo de Washington derrotó a Ortega, quien gobernó solo durante cinco años y buscó la selección.

Vestida de blanco y en una silla de ruedas debido a una lesión en la rodilla, en la campaña electoral ganó la confianza de los nicaragüenses cansados ​​de las guerras con palabras simples “típicas de una ama de casa y una madre”, como dijo en sus memorias “Sueños del corazón”.

“En la cultura machista de mi país hubo pocos que creyeran que yo, en mi condición de mujer y también inválida, tenía la fuerza, la energía y la voluntad de derrotar” Ortega, pero “Si el muro de Berlín hubiera caído, ¿por qué no los sandinistas?” Él escribió.

A los 60 años, recibió un país dividido y bancarrota. “Cuando asumí la presidencia, sentí una gran angustia en mi corazón”, agregó. Abolió el servicio militar obligatorio, concluyó el desarme de 20,000 Guerrillas, y redujo el entonces ejército popular sandinista de 85,000 a 15,000 soldados. Institucionalidad fortalecida y libertad de prensa.

Pero su gobierno abrió el país al mercado libre y adoptó un plan de austeridad fiscal y privatización de empresas públicas, lo que causó ataques masivos. Los sandinistas la acusaron de haber anulado los avances sociales de la revolución.

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Niños exiliados

Violeta Barrios nació en la provincia sur de Rivas el 18 de octubre de 1929. En su infancia jugó el piano, montaba un caballo y ayudó a su madre a cuidar a los animales en la granja familiar.

Ella era la hija del terrateniente Carlos Barrios y Amalia Torres. En su adolescencia estudió un par de años en los Estados Unidos y en 1950 se casó con Chamorro.

En la década de 1980, la polarización del país también estaba en su familia: dos de sus hijos apoyaron a los sandinistas y dos a la oposición.

Después de las protestas contra Ortega de 2018, cuya represión dejó a 320 muertos según la ONU, tres de los hijos de Chamorro adoptaron, del periodismo o la política, un fuerte activismo de la oposición y le pagaron costoso. Cristiana, que aspiró a enfrentarse a Ortega en las elecciones de 2021, y su hermano Pedro Joaquín fue arrestado desde ese año y hasta febrero de 2023, cuando fueron expatrificados entre 222 oponentes liberados. Ella vive en Costa Rica y Estados Unidos.

Carlos Fernando fue exiliado en 2021 en Costa Rica y dirige el periódico confidencial digital. Claudia, embajadora al comienzo de la revolución, también comenzó, pero no está claro dónde vive.

El Centenary Diario la Prensa fue confiscado por el gobierno, así como las propiedades familiares. Hay una estatua solitaria de Pedro Joaquín Chamorro en Managua, “héroe nacional” que se opuso a una dictadura.

RM / AFP / GI