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A 80 años desde Hiroshima y Nagasaki, una exposición renueva el compromiso con la paz y el desarme nuclear

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Ocho décadas de uno de los episodios más devastadores del siglo XX: el lanzamiento de bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, la ciudad de Buenos Aires es una vez más la escena de un profundo reflejo colectivo.

Desde el 6 de agosto hasta el 28 de septiembre, el complejo histórico cultural de manzana de Luces (Perú 272, CABA) organizará la exposición internacional “hasta 80 años desde el bombardeo. Exposición sobre las bombas atómicas y la paz de Hiroshima y Nagasaki”, una iniciativa que busca crear conciencia sobre los horrores de la guerra nuclear y renovar la compromiso global con un mundo libre de armas atómicas.

Con la entrada gratuita, la muestra se puede visitar de miércoles a domingo, del 11 al 18, y está organizada por la Embajada de Japón en Argentina, al lado del Hiroshima Kenjinkai, el Nagasaki Kenjinkai, el centro cultural e informativo de la embajada y la manzana del complejo histórico cultural de las luces.

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Un recorrido en movimiento por las consecuencias del horror nuclear

A lo largo del recorrido por los paneles fotográficos y documentales, los visitantes pueden ingresar a la historia del 6 y 9 de agosto de 1945, datas en las que las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fueron arrasadas en segundos por el poder destructivo de las bombas atómicas lanzadas por los Estados Unidos.

Las imágenes, acompañadas de historias y datos históricos, muestran a las ciudades antes del bombardeo y el devastador paisaje que permaneció más tarde: los centros urbanos se redujeron a escombros, vidas truncadas al instante y una secuela silenciosa pero letal que persistió durante décadas. Se estima que solo en 1945 fueron alrededor de 300 mil personas como consecuencia directa de las explosiones, a la cual se agregaron decenas de miles de víctimas que murieron en los años siguientes debido a enfermedades causadas por radiación, como cánceres, malformaciones congénitas y daño neurológico.

El impacto emocional de la ruta se mejora con los testimonios de Hibakusha (sobrevivientes), que describen con la crudeza y la humanidad que vivieron, así como con objetos personales recuperados entre los escombros: relojes arrestados en el momento exacto del brote, ropa quemada, descuentos escolares retorcidos. Cada panel invita no solo a mirar al pasado, sino a desafiar el presente, con una pregunta urgente: ¿cómo evitar que esto vuelva a suceder?

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Una llamada de Hiroshima y Nagasaki al mundo

La exposición incluye un mensaje oficial de Kazumi Matsui y Shiro Suzuki, alcaldes de Hiroshima y Nagasaki, quienes, 80 años después de los bombardeos, comparten un llamado urgente a la conciencia global: “Mientras haya armas nucleares, lo mismo podría suceder en cualquier ciudad del mundo”.

Actualmente, hay más de 12,000 ojos nucleares activos en el mundo. Dado este escenario, los alcaldes advierten sobre el resurgimiento de los discursos que apelan a la fuerza militar como garante de estabilidad. “Nuestra esperanza es que vean la realidad del terrible daño causado por las armas nucleares y profundicen su comprensión de que las armas nucleares son absolutamente malignas”, dicen. Y concluyen con el deseo del Hibakusha: “Nunca, nadie sufre como ellos”.

El embajador de Japón en Argentina, Hiroshi Yamauchi, recibió el plato conmemorativo del bombardeo de Hiroshima y Nagasaji a manos de los legisladores de Buenos Aires.

Ceremonia de té, talleres y cine

Uno de los momentos más esperados del ciclo será la ceremonia del té “un té para la paz”, de Uurasen Tankokai Argentina, que este año celebra su 70 aniversario en el país. Esta ceremonia tradicional japonesa, basada en los principios de Chadō (el “camino del té”), trasciende la estética para transformarse en un acto simbólico de paz, respeto y contemplación.

La actividad se llevará a cabo el jueves 18 de septiembre de 4:30 p.m. a 5:30 p.m., con admisión por orden de llegada. También es una forma de honrar la enseñanza del gran maestro Hounsai Daisosho, quien dijo que “a través de una sola taza de té puedes sembrar paz”.

Mil grúas de Sadako: el origami que desafió las enfermedades de la bomba atómica

La exposición se complementa con una serie de actividades culturales que promueven el arte como una herramienta para la reflexión y la construcción de la paz. Entre ellos se encuentra la propuesta “caligrafía japonesa: palabras que cura”, que tendrán lugar el miércoles 27 de agosto. A los 16, el taller “deseos de paz en cada línea” serán emitidos, por el maestro Hamano Ryuho, dirigido a más de 15 años y con un registro previo. Luego, a los 17 años, se realizará una manifestación abierta al público, sin la necesidad de registrarse, con la admisión por orden de llegada. Hamano, figura internacional de renombre, concibe la caligrafía como un arte experimental capaz de unirse a la estética, la espiritualidad y el mensaje social.

Otra de las propuestas sobresalientes son los talleres de origami, centrados en la preparación de grúas de papel, un símbolo universal de paz en la cultura japonesa. El miércoles 20 de agosto a los 17 años, la actividad estará a cargo de Noemí (Mimi) Nohara, mientras que el jueves 25 de septiembre, al mismo tiempo, será guiado por Tomoko Aikawa. Ambas reuniones requieren registro previo.

Además, el ciclo incluye funciones de película que invitan a reflexionar del lenguaje audiovisual. A los 18 años, y sin registro, la trilogía del director japonés Kazuo Kuroki será seleccionado, compuesto por mañana (miércoles 20 de agosto), el verano de un niño en 1945 (jueves 18 de septiembre) y la cara de Jizo (jueves 25 de septiembre), tres películas que se acercan con la profundidad de la profundidad y las contezas emocionales de los bombardeos atómicos.

La exposición es parte de una tradición de cooperación bilateral entre Japón y Argentina en cuestiones de paz, no proliferación y desarme. Figuras como Rafael Grossi, director general de la OIEA, y Gustavo Zlauvinen, presidente de la última conferencia de tratado de no proliferación, son ejemplos del compromiso argentino en el campo.

CD / EM

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