La justicia ordenó a Lázaro Báez, un empresario de negocios de Santa condenado por lavado de dinero e indicado como un testaferro del matrimonio de Kirchner, regresa a una prisión común para cumplir lo que queda de su dolor. La decisión tuvo lugar después de la anulación del beneficio del arresto domiciliario de quien fuera otra de las piezas clave del equipo de corrupción en el camino porque también fue declarado culpable de la ex presidenta Cristina Kirchner.
El periodista Franco Lindner informó en el programa “de El Canil” que Báez estaba cumpliendo su sentencia en el café en medio de la comodidad, pero que el tobillo electrónico que tenía que controlar su ubicación dejó de funcionar. Según el periodista, “en teoría, su tobillera electrónica se había roto y es por eso que no lo estaba usando, un problema grave que puede complicarlo”, explicó. Dada la situación, la justicia provincial dictaminó que el empleador debe cumplir el resto de su sentencia en la Unidad Penitenciaria No. 15 de Río Gallegos.
Cuando se le preguntó sobre la operación de tales dispositivos, también utilizados actualmente por CFK, la periodista Luciana Bertoia explicó que “se puede romper, pero la dirección de vigilancia electrónica advierte rápidamente a la corte y decide qué hacer”, que abrió preguntas sobre la versión de un daño prolongado sin consecuencias judiciales.
Báez fue sentenciado a 10 años de prisión por ser declarado culpable de lavar 55 millones de dólares. Durante la pandemia de Covid-19, recibió el beneficio de la prisión de la casa por ser considerado un paciente de riesgo debido a su diabetes, arritmia y otras afecciones.
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Desde su arresto en 2016, el empresario pasó por cinco lugares diferentes: fue el primero en la prisión de Ezeiza y, después del cambio de gobierno en 2019, solicitó la transferencia a una casa. Su intento de establecerse en un país estaba frustrado por el escracílago de un vecindario, lo que lo llevó a mudarse a San Vicente. Allí, la propiedad donde era una casa declarada como un “páramo” ante la agencia de recolección de la provincia de Buenos Aires (ARBA).
Antes de convertirse en los principales contratistas de obras públicas durante el kirchnerismo, Báez fundó la compañía de construciones austral solo 12 días antes de la suposición de Nestor Kirchner en 2003. En los últimos días del Gobierno de K, la justicia fundó comunicaciones entre José López, ex secretario de obras públicas, y el propio Báez, donde el funcionario le pidió “limpiar todo” y cerrar la compañía de construcción.
El nuevo capítulo en la historia judicial de Lázaro Báez no solo pone su vínculo con el poder político nuevamente, sino también las condiciones bajo las cuales algunos beneficios de acceso condenado, como la prisión de la casa.
BR / FPT









