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“Iré con el último aliento y donde sea que esté para ti, estaré contigo”: la confesión de Mujica a Kusturica

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La escena comienza con José “Pepe” Mujica preparando a un compañero en su casa uruguayo y, frente a él, el director de cine serbio, Emir Kusturica, lo observa, lo tocará para demostrar la típica infusión de esta parte del mundo. Así comienza “El Pepe, una vida suprema”, el documental de 2018 que se convierte en una materia obligatoria para comprender un poco más del ex presidente uruguayo.

El documental se estrenó, fuera de la competencia, en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 2018. Y más tarde el 27 de diciembre de 2019 en la plataforma de transmisión de Netflix y allí continúa hoy.

La estética despojada de la película permite sentir la proximidad del recientemente fallecido Mujica. En esa conversación entre el director y el ex Tupamaro, mediado por un traductor que el espectador no ve, hay grandes reflexiones y confesiones. “El hombre aprende mucho más de la adversidad que de los triunfos, cosas fáciles”, explicó el uruguayo a serbio, refiriéndose a los años en que fue encarcelado y lejos de su amada Lucia Topolansky.

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Un hombre de convicciones, Whole, que entró armado para expropiar los activos de un banco, que abrazó la lucha armada, el presidente de su país, aparece filmado por levantarse desde una cama desvencijada, en una habitación austera, con una camisa y ropa interior. También se lo ve discutiendo en un buffet con un viejo marxista, cocinando a su perro Turuleco. En esa yuxtaposición, se puede abordar al espectador a algo similar al retrato de un humano.

“Te arrepientes de algo”, pregunta Kusturica. “Sí, de no tener hijos”, confiesa Mujica y trata de traducir la sensación de tango. “Tienes que haber tenido alguna derrota para que a uno le guste el tango”, dice.

“No me voy, voy”

Una de las escenas que ordena la historia es el último día de la presidencia de Mujica, en ese momento, en su despedida, el entonces presidente advierte a su gente: “No voy, voy a venir. Iré con el último aliento y donde sea que esté, estaré por usted, estaré contigo”.

Y en eso se juega su vida, la vida de aquellos que vivieron en busca de un propósito, más allá de sí mismo, más allá de los errores y los éxitos. Y su despedida a la presidencia, que funciona como una despedida de este avión, recuerda otros versos de un enorme cantante argentino: compositor, Gabo Ferro, quien escribió: “Debido a que iré como el humo en el aire, que no podré regresar. Me convertiré en un dulce tornado, un perfume, una piel. Seré mi propia madre y, lo que volveré.

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