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Juicio inusual: los agentes de la FPA que están encarcelados fueron testigos y los acusados ​​fueron libres y absueltos

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El lunes pasado, un juicio inusual culminó donde los investigadores declararon como testigos en detenidos y los dos acusados ​​que llegaron encarcelados fueron absueltos y fueron liberados. El debate elevó múltiples bordes interesantes, pero el más notorio puede ser que la corrupción en las fuerzas de seguridad tiene un costo muy alto.

El juicio se llevó a cabo en la Cámara Crimen de Cruz del Eje, integrada en la Sala Unipersonal por el juez Diego Peretti Ávila.

Los acusados ​​son Darío Juan Hernández y Mauro Osés, quienes habían sido acusados ​​en la instrucción inicial con otras nueve personas por integrar una banda de drogas que actuaba en la capilla de la montaña.

El juez Peretti Ávila emitió tanto al mérito como a la libertad recuperada de inmediato. El defensor de Hernández, Carlos González Quintana, le dijo al perfil de Córdoba que “la prueba reunida fue totalmente forzada y déficit”.

El detalle es que los investigadores que llevaron a cabo los procedimientos son Raúl Eduardo Moreno e Isidro David Rivero, exagerados de la Fuerza de Policía Anti -Lotrophrophic (FPA). Ambos están detenidos en la prisión de Bouwer acusados ​​de pertenecer a una asociación ilegal con otros miembros de las Brigadas Cruz del Eje, Deán Funes y Cosquín, ya dateros que les dieron información de los quioscos de Narco a cambio de drogas. La policía anti -narcótica se quedó con parte de los secuestros de drogas y los administró para pagar a sus informantes, todos fuera de la ley, para “hacer número” y mostrar efectividad en el combate de tráfico de drogas.

Esa causa es instruida por el fiscal de Córdoba, Juan Pablo Klinger, quien ya la ha elevado al juicio. Los hechos habrían ocurrido entre 2020 y 2024, cuando se detectó la ausencia de drogas secuestradas y esa punta desató una bola de dimensiones impensables, que terminó al frente de la oficina del fiscal de tráfico de drogas Cruz del Eje. De hecho, el fiscal Raúl Ramírez también es acusado, criado para el juicio con el Secretario Patricio Bazán y el jefe de la Brigada de la FPA de esa ciudad, Mauricio Oyola.

Con tal imputación y sospecha a cuestas, Moreno y Rivero fueron a declarar el juicio contra Hernández y Osés. Fueron transferidos como detenidos. El primero ya ha confesado su culpa al fiscal Klinger y solicitó un juicio abreviado. Rivero, por otro lado, lo negó.

El defensor González Quintana describió su actitud como “desafiante, incómodo, confrontativo”. La declaración testimonial de ambos planteó una discusión legal relevante. Como los testigos están obligados a decir la verdad, pero como acusado, sus derechos deben estar protegidos por el riesgo de auto -criminalidad. El juez autorizó que, si quisieran, sus defensores estaban presentes en la declaración. Finalmente, sus abogados no estaban ese día en la habitación.

FPA. La corrupción de la fuerza de seguridad altamente capacitada y dotada de recursos tiene efectos desastrosos en las causas instruidas por el tráfico de drogas.

Confirmó la existencia de “dateras”

La causa que involucró a Hernández y Osés fue para la comercialización de marihuana y cocaína en Capilla del Monte. La banda fue dirigida por Ricardo Reyes y compuesta por 11 personas en total. La acusación dijo que Mauro Osés y su hermano recibieron reyes y luego también se vendieron al comercio minorista.

Hernández había sido señalado por el propio Kings, como alguien que trabajaba para él. Tenía el alias “Remiser” y, por esa razón, en algunos oyentes telefónicos, se mencionó a una persona con ese comercio.

Al 5 de mayo, la policía de la FPA y Rivero fueron transferidos a Cruz del Eje. Testificaron por Guardiacárceles. A la pregunta de si sabían qué eran los “Deltas”, Rivero dijo que no, pero Moreno dijo que eran dateras, civiles que “colaboraron” con la investigación, aunque eran “consumidores y vendedores”.

El apellido de Bracamonte surgió, una persona que habría tenido ese papel en este caso. De hecho, fue testigo.

El debate se hizo evidente el desempeño pobre e ilegal de la FPA.

En las próximas semanas, el juez Peretti Ávila publicará los cimientos de la oración donde puede vislumbrar más claramente cuánto influyen las prácticas ilegales de los agentes de la fuerza especializada.

Debe aclararse que el FPA no es una policía común. Sus miembros son los mejores pagos, están dotados de suministros y tecnología sofisticada, se supone que ultra capacitados, por lo que se considera una fuerza profesional que funciona en condiciones más categorizadas que el resto.

Raúl Ramírez cría fiscal por no investigar la desaparición de las drogas secuestradas por el FPA

La política continúa mirando hacia otro lado, a pesar de la penetración de Narco

A la luz de la investigación del fiscal Juan Pablo Klinger, la policía de Punilla Antarcótica mantuvo comportamientos ilegales durante años.

El fiscal de tráfico de drogas de Cruz del Eje, Raúl Ramírez, no advirtió ni miró para otro lado. Se le acusa de no investigar la falta de drogas. Si lo hubiera hecho, quizás el pésimo procedimiento de las tropas del FPA que, como se ve en el juicio que es crónica en esta nota, fue un esfuerzo de investigación inútil.

Sin embargo, Ramírez, quien permitió todo con su omisión grave, permanece intacta en la posición de fiscal, actualmente en uso de la licencia. A pesar de ser acusado y acusado de una solicitud de elevación al juicio, no tiene un resumen administrativo y no hay quejas en su contra en el jurado de Jarling, lo que deja preguntas preocupantes. ¿Quién lo protege? ¿Por qué el gobierno provincial, que tiene como bandera, la lucha contra el tráfico de drogas, frente a la sospecha mínima no surge de un magistrado gravemente salpicado en una investigación judicial? Este es el trasfondo del juicio que acaba de terminar en la cruz del eje y que pasó casi desapercibido.

¿Existe una verdadera decisión política de combatir a Narco?

Lo peor que puede pasarle a Córdoba es que, si solo los corredores de drogas, como el de la Ruta 38, pasa al Cope Territorial de los vecindarios.

o advirtió al sacerdote del vecindario de Alberdi en la ciudad de Córdoba, Horacio Saravia. Sin Tapujos, dijo que los jefes de Narcos han tomado el vecindario a cargo del punto de mantener económicamente a las personas vulnerables y sin trabajo. Les pagan alquiler, luz o gas a cambio de vender cocaína y marihuana en sus hogares.

Frente a ese panorama, nunca habrá medidas suficientes contra la inseguridad y la violencia que mejore el tráfico de drogas, lo que ya impregna el tejido social. Él mata cualquier cosa, solo para continuar consumiendo. ¿La política ve o mira hacia otro lado por una razón mucho más poderosa?