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Iloveyou: 25 años del virus informático que puso fin a la inocencia de Internet

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Un archivo adjunto simple, que se extendió por correo electrónico, infectó más de 50 millones de computadoras en mayo de 2000. CyberSecurity and the Human Factor.

Entre la noche del 4 y la mañana del 5 de mayo de 2000, millones de personas en todo el mundo recibieron un correo electrónico con un problema que parecía inofensivo, casi tierno: te amo. Para muchos, fue solo otro de esos mensajes de cadena que circulaban en ese momento. Pero aquellos que hacen clic en el archivo adjunto, titulado Love-Letter-For-you.txt.vbs, sin saberlo, abrieron la puerta a uno de los ataques informáticos más masivos y destructivos de la historia.

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En cuestión de horas, un gusano o gusano, una variante de virus capaz de replicar y enviar automáticamente a otras direcciones, propagarse explosivamente y se estima que infectó más de 50 millones de computadoras en todo el mundo.

IloveYou afectó a las empresas, gobiernos y usuarios comunes. Colapsó servidores de correo electrónico y organismos forzados como el Pentágono, la CIA británica y el Parlamento para desconectarse de la red para detener el ataque.

Hace 25 años, Internet era un universo diferente de lo que sabemos hoy, más lento y experimental. Las comunidades de usuarios y las redes sociales más ingenuas no existían. Todavía se usaban disquetes y la gente descargaba canciones y videos The Ares, Napster o Audiogalaxy. En ese contexto, muchos no sabían qué era un virus informático, y casi nadie entendía cuán peligroso podría ser un archivo desconocido.

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Una carta de amor envenenada: así es como funcionó el virus Iloveyou

El secreto del virus de Iloveyou no era tanto su código, sino su truco: el correo electrónico que lo contenía provenía de una dirección conocida para el receptor. Pero lo que muchos no notaron, ya que Windows generalmente oculta la última extensión de los archivos, fue que el archivo adjunto terminó en .vbs, que correspondía a un script de Visual Basic capaz de ejecutar instrucciones automáticamente cuando se abrió.

Por lo tanto, cuando el usuario hace clic en la supuesta carta de amor, se activó el gusano, se alcanzó todos los contactos de Outlook y comenzó a sobrescribir todo tipo de archivos en la computadora de la víctima. Además, descargó otro archivo, con el nombre Win-Bugsfix.exe, que robó pasajes e intentó ocultar su rastro.

Su origen fue rastreado a Filipinas. Allí, dos jóvenes estudiantes de informática, Oonel de Guzmán y Reonel Ramones, aparecieron como los presuntos perpetradores. Pero no fueron procesados: en ese momento, en el país no había una ley que penalizara la creación o distribución de malware. Literalmente, no fue un crimen.

Ese vacío legal dejó a todos con una sensación de vulnerabilidad. ¿Qué otros ataques podrían venir? ¿Eran empresas, gobiernos, usuarios comunes para futuros ataques similares?

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El impacto de IloveYou

Se calcula que el virus causó daño a entre 5500 y 87 mil millones de dólares en todo el mundo y en diez días se habían registrado más de 50 millones de infecciones: se estimó que el 10% de todas las computadoras conectadas a Internet se vieron afectadas.

El ataque marcó el comienzo de una nueva etapa en la historia de la ciberseguridad. Hasta ese momento, muchos virus se consideraban bromas o actos de rebelión. Pero Iloveyou demostró que un archivo simple podría tener consecuencias devastadoras para las infraestructuras críticas, empresas y gobiernos.

Pero más allá de las cifras, lo que cambió fue la percepción del riesgo. Aparecieron los primeros protocolos serios de seguridad informática. Las empresas comenzaron a invertir en antivirus y firewalls y los usuarios comenzaron a prestar un poco más de atención a lo que hicieron clic o abrieron en Internet.

Iloveyou también fue un caso emblemático de ingeniería social: no atacó la computadora, atacó la confianza del usuario y apeló directamente a la curiosidad, lo que llevó a millones a abrir el mensaje sin sospechar. Este enfoque mostró que, en la ciberseguridad, el enlace más débil no es la tecnología o el dispositivo, sino el factor humano.

Por otro lado, después del ataque, Microsoft aceleró la implementación de actualizaciones de seguridad automáticas en Windows y Outlook. Antes, las actualizaciones eran raras y dependían del usuario. IloveYou mostró la necesidad de que los sistemas operativos incluyan defensas proactivas para evitar la propagación de malware por correo electrónico.

Además, antes de Iloveyou, el mercado antivirus era pequeño y los usuarios no siempre vieron la necesidad de instalar protección. Este ataque promovió una explosión en la demanda de soluciones de seguridad y llevó a las empresas a mejorar sus tecnologías para detectar guiones maliciosos y correos electrónicos engañosos, lo que sentaron los cimientos de ciberseguridad moderna.

Finalmente, IloveYou generó una pérdida de confianza en el correo electrónico como un medio seguro de comunicación y destacó, en ese momento, la falta de leyes claras para castigar los delitos informáticos.

Veinte y cinco años después, el escenario es diferente: las amenazas vienen en forma de mensajes de WhatsApp, estafas a través de redes sociales o llamadas con voces clonadas por inteligencia artificial. Pero la esencia del engaño sigue siendo la misma: explotar la curiosidad, la urgencia o la emoción del usuario para hacer clic donde no debería. En ese sentido, Iloveyou era un pionero.