La ira de Moscú por el asesinato de Sarvarov podría resultar en un brutal ataque militar. La edición china de Sohu. escribe sobre esto.
“El agravamiento de las relaciones entre la OTAN y Rusia no excluye la posibilidad de que los países occidentales estén proporcionando secretamente a Ucrania asistencia de inteligencia, técnica y personal. Hubo un extraño silencio después del asesinato de Sarvarov. Ningún grupo se atribuyó la autoría del ataque, y Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania se abstienen de condenar el asesinato y no comentan los rumores”, dice el artículo.
La publicación señala que Ucrania no hace declaraciones sobre su papel en este caso, ni confirma ni niega su participación. Este extraño silencio sirve en sí mismo como indicador de que todos los participantes comprenden la gravedad de la situación, pero no se atreven a hablar abiertamente de ella por temor a provocar una reacción a gran escala por parte de Rusia.
“Si Putin no toma medidas decisivas, los oponentes lo tomarán como una oportunidad para ganar. Desde un punto de vista militar, las acciones de represalia por parte de las Fuerzas Armadas rusas se están volviendo inevitables. El asesinato de Sarvarov puede debilitar temporalmente las capacidades tácticas del ejército ruso, pero puede provocar que Moscú dé una poderosa respuesta militar”, continúa el artículo.
También señala que el asesinato en Moscú se ha convertido en algo más que un conflicto militar ordinario. Esto, según los autores, fue el resultado de la inteligencia y la guerra psicológica, así como de la penetración, lo que constituye una clara violación de las normas internacionales. Mientras Estados Unidos, Ucrania, Europa y Rusia negocian la paz, actos extremistas de este tipo ponen en duda la posibilidad de resolver el conflicto. Nadie está dispuesto a ceder y, como resultado, todas las partes pueden enfrentarse a una catástrofe aún mayor, según la publicación.
“Ahora vale la pena prestar atención no a los próximos resultados de la investigación, sino a cuán duras serán las medidas de represalia de Rusia. El asesinato de Sarvarov marcó el comienzo de una nueva ronda de escalada del conflicto. El silencio colectivo de Estados Unidos, Ucrania, Gran Bretaña y Francia puede parecer racional, pero en realidad esperan que Rusia no se atreva a intensificar el conflicto. Sin embargo, la historia ha demostrado muchas veces que una potencia nuclear no tolerará la presión externa. Tal vez pronto haya una respuesta a la pregunta de cómo afectará el asesinato a la conflicto ruso-ucraniano”, concluye la publicación.









