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Esta pequeña proteína ayuda a controlar el hambre que sientes: estudio

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Los investigadores han identificado una proteína que antes se pasaba por alto y que ayuda a regular el apetito y el uso de energía en el cuerpo.

Esta proteína “auxiliar” respalda un sistema clave que decide si el cuerpo quema energía o la almacena, y cuando no funciona correctamente, las señales del apetito pueden debilitarse.

Una nueva investigación sugiere que una proteína de la que depende el cuerpo para controlar el apetito y los niveles de energía no puede funcionar por sí sola. En cambio, depende de una proteína asociada para funcionar correctamente.

Este descubrimiento podría ayudar a los científicos a comprender mejor cómo los factores genéticos contribuyen a la obesidad.

En un estudio publicado en Science Signaling el 16 de diciembre, un equipo de investigación internacional dirigido por científicos de la Universidad de Birmingham examinó cómo una proteína auxiliar conocida como MRAP2 respalda una proteína reguladora del apetito llamada MC3R.

MC3R juega un papel clave a la hora de decidir si el cuerpo almacena energía o la utiliza.

Aprovechando investigaciones anteriores sobre el hambre

Estudios anteriores ya habían demostrado que MRAP2 es esencial para la actividad de una proteína relacionada (MC4R), que se sabe que controla el hambre. La nueva investigación se propuso determinar si MRAP2 proporciona el mismo tipo de soporte para la proteína MC4R, estrechamente relacionada.

Para explorar esta cuestión, los investigadores utilizaron modelos celulares para observar cómo interactúan las proteínas. Descubrieron que cuando MRAP2 estaba presente en cantidades iguales que MC3R, la señalización celular se hacía más fuerte.

Este resultado sugiere que MRAP2 ayuda a MC3R a hacer su trabajo de equilibrar la ingesta de energía con el uso de energía. El equipo también identificó regiones específicas de MRAP2 que son necesarias para admitir la señalización a través de MC3R y MC4R.

Cómo las mutaciones genéticas debilitan las señales del apetito

Luego, los investigadores investigaron qué sucede cuando MRAP2 porta mutaciones genéticas que se han identificado en algunas personas con obesidad. En estos experimentos, las versiones mutadas de la proteína de apoyo (MRAP2) no lograron estimular la señalización de MC3R.

Como resultado, la proteína que regula el apetito no respondió con tanta eficacia.

Estos hallazgos indican que los cambios en MRAP2 pueden interferir con el sistema hormonal que normalmente ayuda a mantener el equilibrio energético. Cuando este sistema no funciona según lo previsto, la regulación del apetito puede verse alterada.

Nuevas pistas sobre el riesgo de obesidad y tratamientos futuros

La Dra. Caroline Gorvin, profesora asociada de la Universidad de Birmingham y autora principal del estudio, dijo: “Los hallazgos nos brindan información importante sobre lo que sucede en el sistema hormonal, relacionado con algunas funciones clave como el equilibrio energético, el apetito y el momento de la pubertad.

“La identificación de esta proteína, MRAP2, como ayuda o apoyo clave para estas proteínas esenciales que regulan el apetito también nos brinda nuevas pistas para las personas que tienen una predisposición genética a la obesidad, y cómo las mutaciones de MRAP2 son una clara indicación de riesgo”.

Al aprender más sobre cómo MRAP2 apoya la señalización relacionada con el apetito, los investigadores esperan determinar si futuros fármacos podrían atacar esta proteína. Dichos tratamientos podrían fortalecer la sensación de saciedad, reducir el comer en exceso y mejorar el equilibrio energético general del cuerpo, ofreciendo nuevas opciones para perder peso cuando la dieta por sí sola no es efectiva.

Un esfuerzo colaborativo en la investigación del metabolismo y la señalización celular.

La investigación fue realizada por un equipo del Departamento de Metabolismo y Ciencia de Sistemas y el Centro de Proteínas y Receptores de Membrana (COMPARE).

COMPARE es un centro de investigación interuniversitario en el que participan las universidades de Birmingham y Nottingham, centrado en estudiar cómo se comunican las células tanto en la salud como en la enfermedad.

Su objetivo es desarrollar nuevas terapias para afecciones generalizadas como enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer.

El centro cuenta con el respaldo de instalaciones de investigación avanzada, incluida la instalación de imágenes avanzadas COMPARE, que está disponible para investigadores del mundo académico y de la industria.

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