En sus comentarios posteriores al partido, el entrenador en jefe de Ohio State, Ryan Day, dijo que quería ganar con “humildad”. Y lo demostró a lo grande.
Ohio State derrotó de manera convincente a Michigan 27-9 en “The Big House” en Ann Arbor. Esta victoria vengó un juego amargo y controvertido entre las dos franquicias históricas el año pasado y puso fin a la racha de cuatro victorias consecutivas de Michigan contra los Buckeyes.
Ryan Day y el entrenador en jefe de Michigan, Sherrone Moore, se reunieron cerca del medio campo para darse la mano y felicitarse por un partido muy reñido. Pero Day tenía más en mente que los habituales apretones de manos. En cambio, quería calmar otro estallido potencialmente violento en el campo entre los dos equipos.
Los jugadores de Michigan se reunieron en la “M” en el medio del campo para evitar que los jugadores de Ohio State plantaran su bandera en él como venganza por el año pasado, cuando los Wolverines plantaron su bandera en el “Bloque O” del estadio de Ohio State.
Day llamó la atención de Moore hacia la multitud de jugadores y dijo que era necesario hacer algo.
“Sherrone, si no queremos problemas, tenemos que sacarlos (a los jugadores de Michigan) de aquí”, dijo Day. No voy a plantar ninguna bandera, nada de eso”.
Moore obedeció y Day, fiel a su palabra, hizo que el personal rechazara a los jugadores de Buckeye que se acercaban al logotipo de Michigan con una bandera.
Rara vez hay historias para sentirse bien que surgen de la rivalidad más intensa y acalorada de todo el fútbol universitario. Pero ver a dos entrenadores rivales unir fuerzas para restaurar la cordura y evitar otro mini disturbio como el del año pasado en Columbus es positivo.









