“Tener el contacto de un buen fontanero vale mucho más que tener el contacto de Wanda Nara”, lanzó Beltrán Briones en una entrevista para un canal de transmisión. La frase, que sonaba como una broma, encierra una verdad incómoda: hoy obtener un profesional de ex oficio confiable puede ser más difícil que acceder a una celebridad.
El desarrollador inmobiliario, conocido tanto por su carrera en el sector como por su fuerte presencia en las redes sociales, ha sido advertir un fenómeno que cruza Argentina: la crisis de los oficios. “No escuchas a nadie que diga: quiero ser un técnico eléctrico, quiero ser plomero, quiero ser un capataz hábil”, insiste. Y agregue un hecho revelador: “Veo bosques que toman mucho más que los profesionales que trabajan en nuestra empresa”.
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¿Qué pasa en Córdoba?
En la provincia, los especialistas también escaso. No es que los carpinteros, los herreros o los electricistas estén faltando: el problema es que abundan los “Todólogos”, las personas que hacen un poco de todo, pero sin capacitación específica. “Y sabemos: el que cubre, pequeño apretón”.
Agustín Sattler, arquitecto y coordinador de la Escuela de manualidades De la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), lo explica con precisión: “Tuvimos una atomización del mercado en los años 90, pero no sufrimos el ataque en ese momento porque teníamos generaciones de niños y niñas entrenados en escuelas técnicas y con muy buena calidad”.
No se puede otorgar toda la responsabilidad a un solo factor, pero es válido señalar que un antecedente importante de la situación actual en los oficios fue la decisión del ex presidente Carlos Menem para desmantelar las escuelas técnicas. En ese momento, el impacto no se sintió de inmediato, porque todavía había generaciones de profesionales de ex oficio capacitados en esas instituciones.
Con el tiempo, la capacitación se trasladó a espacios informales. Los niños que aprendieron ayudando a sus carpinteros, herreros o masones. Esa transmisión práctica, aunque valiosa, era perder apoyo teórico. “A veces aprenden a hacer cosas, pero están mal aprendidos porque carecen de bases. Todos los procesos están respaldados por dos piernas: física o química”, dijo Sattler en el diálogo con el perfil de Córdoba.
Los “Todólogos” y los elementos esenciales
El mercado estaba poblado. Un día hacen carpintería, la siguiente pintura y la otra levantan una pared. Se adaptan por necesidad, pero sin especialización. “No es que no vayas a obtener un electricista o un herrero, si lo hay, pero tienes el 90% de las personas que hacen todo”, resumió el arquitecto.
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El contrarcara es claro: los pocos que se especializaron están saturados de trabajo. Conseguir un herrero o un carpintero serio puede ser una misión imposible. Y aquellos que logran destacarse, cargue el acorde. “Una persona que realiza mantenimiento eléctrico industrial sabe cómo instalar paneles fotovoltaicos y también equipos de aire acondicionado, gana mucho. Tengo dos estudiantes que en un mes y medio facturaron 12 millones de pesos”, dijo Sattler.
En el mapa de los oficios hay desequilibrios. Abundan los electricistas y gasistas, pero hay falta de baños, la oficina que coloquialmente generalmente se llama “Plomero”. La escasez es tal que obtener uno disponible es una odisea. Con pocos profesionales en la plaza, muchos terminan “cargando lo que quieren”. Tener más personal formado permitiría que el saldo se equilibre y el mercado se vuelva más competitivo, con la mayor variedad de precios. El problema muestra especialmente dentro: “Vas a Villa de Soto y quieres poner gasolina, pero el gasista no es de allí, proviene de Cruz del Eje. Tienes que cubrir su transferencia y, además, te cobra lo que quieres porque es el único disponible”.
La nueva cara de los oficios
Hoy, con iniciativas como la Escuela de Artesanías de la UNC, comienzan a aparecer espacios de entrenamiento estructurados. Allí está capacitado en sectores como construcción, madera y muebles, producción de alimentos, comunicación, informática y nuevas tecnologías, entre otras. Cada año, la demanda es masiva: en 2023 solo en cuatro días de preinscripción llegó a entrevistar a 6.250 personas.
“En 2023 fue la última vez que hicimos una llamada única. Ese año, la facultad con el mayor número de registros fue la psicología, con 6 mil estudiantes, a través de un formulario abierto dos meses y medio. En la escuela de artesanías, por otro lado, el dispositivo de ingresos es diferente: realizamos una entrevista personal para determinar niveles de vulnerabilidad y urgencia. En la última edición, abrimos el preinscripción y solo cuatro días, entrevistamos 6. “Sattler dijo.
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Aunque el único requisito para ingresar a la Escuela de Crafts es tener 18 años, desde la institución señalan que el mayor flujo de registro se concentra entre 18 y 25 años. Muchos provienen de escuelas técnicas, aunque eso no siempre garantiza una capacitación sólida: algunos programas son demasiado básicos e incluso hay establecimientos que carecen de las herramientas necesarias para garantizar el aprendizaje completo.
Pero aprender un comercio hoy exige más que técnica. “No solo tienes que ser el mejor en lo que haces, sino que también tienes que aprender a emprender y desarrollar habilidades blandas”, dijo Sattler. Nadie piensa en el comercio con la expectativa de trabajar en una relación de dependencia: se trata de saber cómo administrar, planificar, invertir en herramientas y pensar como emprendedor.
El detalle no es menor: un aire acondicionado no solo necesita conocimiento, sino también equipos. Y una caja de herramientas profesional puede costar millones. “En carpintería, te enseñé a trabajar con maquinaria pesada, pero también con la que puedes acceder. Nadie tiene 25 millones de pesos para comenzar”, ejemplificó.
En resumen, la crisis de los oficios en Córdoba y en todo el país no solo expone la falta de mano de obra calificada, sino también la urgencia de revaluar estas profesiones como motor de desarrollo. Entre el humor de una frase viral y la realidad de un fontanero que cita más que un profesional universitario, lo que está en juego es mucho más que resolver un acuerdo en el hogar: es la posibilidad de construir un sistema productivo con una base sólida y las carreteras de empleo para miles de jóvenes que hoy buscan una salida concreta.









