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El puerto de San Juan, en Puerto Rico, fue la escena de una escena tan inusual como revelando los límites a los que puede alcanzar la desesperación humana. El domingo pasado, un hombre identificado como Jey González-Díaz protagonizó una filtración de películas cuando se lanzó al mar desde el crucero Rhapsody of the Seas, justo cuando el barco concluyó su viaje desde Barbados. Su objetivo: evitar el control de aduanas y, sobre todo, una deuda de casino voluminosa que excedió los $ 16,000.
La acción ocurrió en un momento clave. El barco acababa de golpear y los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) iniciaron la inspección de pasajeros y tripulantes de rutina. Sin esperar más, González-Díaz corrió por la junta, ante el aspecto atento de las cámaras de seguridad y la sorpresa del personal de cruceros. La secuencia, digna de una novela negra, culminó en un rescate inesperado: un conductor de motocicleta acuático que navegó cerca recogió al fugitivo y lo llevó al continente, cerca del Capitolio de Puerto Rico.
Los antecedentes: dinero, deudas y una identidad dudosa
El episodio, lejos de ser un simple acto de pánico, revela una trama donde convergen el juego, el miedo a la inspección y la manipulación de las identidades. Cuando se interceptó por las fuerzas de seguridad, González-Díaz llevó una mochila con $ 14,600 en efectivo, dos teléfonos móviles y hasta cinco identificaciones personales. La investigación determinó que había reservado el crucero bajo el nombre de Jeremy Díaz, un alias que complicaría aún más la situación judicial del pasajero.
Durante el interrogatorio, el propio González-Díaz admitió que su salto no fue el resultado del azar: “No quería declarar el dinero que tenía conmigo porque pensó que tendría que pagar los derechos de aduana para presentarlo”, explicó a los agentes federales. La ley estadounidense obliga a informar cualquier suma de 10,000 dólares al ingresar al país, una medida destinada a evitar el lavado de dinero y otras actividades ilícitas.
Pero la deuda de Casino era aún más jugosa. Según el archivo judicial, el pasajero debía 16,710.24 a la compañía naviera, casi por completo por gastos en el casino y las apuestas realizadas durante el cruce. El intento de escapar de sus obligaciones terminó en arresto y con posiciones federales para la evasión de los controles y el posible fraude.
Un perfil enigmático y una familia debajo de la lupa
El caso se complica aún más cuando se examina la identidad del protagonista. Al revisar sus documentos, las autoridades descubrieron que uno de los nombres utilizados, Jeremy Omar González-Díaz, corresponde a una persona que ha sido detenida desde enero en el Centro Metropolitano para la Detención de Guaynabo para un caso de tráfico de drogas y posesión de armas. González-Díaz alegó que era su hermano, sin marcar de ninguna relación con estos hechos, aunque el uso de identidades cruzadas siembra dudas sobre su historia y sus verdaderas motivaciones.
Los detalles de la investigación han permitido dibujar una breve radiografía de este pasajero único:
Se embarcó en San Juan el 31 de agosto, con destino a Barbados y regresó el 7 de septiembre. Trabajo, lo sabrían ”, espetó cuando se le pidió que confirmara su identidad.
Anécdotas y curiosidades del caso
Este episodio ha dejado varias escenas que merecen ser recordadas:
El salto al mar fue registrado por cámaras de seguridad y presenciado por varios pasajeros y tripulación, algunos de los cuales inicialmente creían que era una emergencia médica. El rescate en la motocicleta acuática, casual y casi fortuito, evitó un resultado más dramático, lo que permite a las autoridades arrestar a la involucrada en el continente. El uso de cinco identificaciones diferentes y un alias generaron un debate sobre los controles de identidad y la seguridad en los cruceros internacionales. El protagonista, lejos de mostrar arrepentimiento, mantuvo una posición desafiante ante los agentes federales, que ha llamado la atención de la opinión pública y los medios de comunicación especializados en eventos. La deuda acumulada en el casino del crucero es una de las más grandes registradas en este tipo de viaje, según fuentes consultadas en el sector.
Claves legales y sociales
El incidente ha puesto sobre la mesa la efectividad de los controles aduaneros y la gestión de las deudas de juegos en el sector turístico internacional. Las compañías navieras refuerzan sus sistemas de identificación y recaudación, mientras que las autoridades federales enfatizan la necesidad de declarar cualquier suma de dinero relevante y advertir sobre las consecuencias penales de evitar las regulaciones.
Hoy, 11 de septiembre de 2025, Jey González-Díaz es liberado bajo fianza, en espera de juicio en el Tribunal Federal de Puerto Rico. Su caso se ha convertido en un ejemplo ilustrativo de los riesgos y tentaciones que pueden surgir en los cruces de lujo, donde el azar, el control y las segundas identidades pueden conducir a un escape tan desesperado y sorprendente.
Este episodio, que combina la adrenalina de las apuestas con el miedo al control de aduanas y el picaresco de las identidades cruzadas, ha dejado una marca en la industria de cruceros y un recordatorio para aquellos que creen que el mar puede borrar las deudas y los compromisos legales.