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La política española nunca descansa, y menos cuando hay raquetas y vuelos involucrados.
La controversia explotó después de saber que Fernando Grande-Marlaska, ministro del interior, gastó más de 8,000 euros en un vuelo a París para asistir a la final de Roland Garros, donde Carlos Alcaraz fue coronado campeón frente a Jannik Sinner.
Un viaje de rayo, sin alojamiento ni dietas, sí, con dos compañeros del ministerio, que ha puesto bajo liquidación pública de lupa los fondos y prioridades del gobierno.
Hoy, 18 de agosto de 2025, la transparencia no parece suficiente para calmar los espíritus.
El desglose oficial confirma que el desembolso fue exclusivamente para los boletos de ida y vuelta tanto del ministro como del personal de seguridad y los asesores Elena Garzón Otamendi y Susana Crisóstomo Sanz.
No hay gastos o cenas adicionales en Montmartre.
Pero se sirve el debate: ¿el “apoyo institucional” justifica tal gasto en los tiempos de las vacas flacas para los agentes?
Visto a Sánchez y Marlaska en la aparición de ayer, da la sensación de que lo mejor que les podría pasar era dejar al gobierno. Joder, que tropa pic.twitter.com/c6gnimxixj
– En el post -Truth (@eposverdad) 18 de agosto de 2025
Un ministerio en modo de ahorro … a excepción de los eventos
El contraste está sangrando para muchos miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional, que han estado denunciando la falta de medios materiales, la infraestructura obsoleta y recortan las dietas. Las asociaciones mayoritarias insisten en que las patrullas enfrentan situaciones complejas con chalecos balísticos insuficientes, vehículos obsoletos y terminales móviles asignadas “con cuentagotas”. Aunque el ministerio responde que el material llega “según la disponibilidad”, los sindicatos reclaman protocolos claros y dotación real, no solo buenas intenciones en el papel.
El problema salarial no ayuda: los agentes estatales continúan esperando la comparación total con los organismos regionales. Las brechas de remuneración (pagos adicionales, pensiones, horas adicionales) persisten a pesar de las promesas recurrentes en la campaña electoral.
Falta de cascos balísticos asignados directamente al equipo. Vehículos e infraestructura en estado precario. Formación insuficiente para la negociación policial y la crisis. Pendiente o incompleto protege en numerosas comandancias.
Marlaska: entre tenis y llamas políticas
El episodio del viaje parisino no está aislado. En julio pasado, Marlaska también fue noticia por su presencia en la final masculina de Wimbledon junto al rey y los príncipes de Gales. En esa ocasión, España se quemó, literalmente, en Torre Pacheco (Murcia), donde los disturbios raciales seguían las fuerzas policiales desbordantes. Los sindicatos reclamaron más efectivos, mientras que el ministro disfrutó del partido en Londres. La percepción generalizada: ocio ministerial mientras los agentes trataban con un polvorín social.
Como si eso no fuera suficiente, Marlaska se niega a declarar la emergencia contra los incendios forestales que barren áreas críticas como la comunidad valenciana, desatando las críticas de los gobiernos regionales y de los grupos afectados. El presidente de Valenciano, Carlos Mazón, no ha sido indemne, pero la gestión del jefe del interior se percibe como especialmente distante e insensible a las emergencias recurrentes.
Entre el desgaste político y la lágrima
El desgaste del ministro es evidente: los sindicatos de policía denuncian repetidamente su “abandono” por parte del gobierno. Las demandas son claras:
Más medios materiales y humanos para enfrentar la crisis social. Reconocimiento efectivo como una “profesión de riesgo”. Equipo salarial real con cuerpos autónomos. Sensibilidad de Mayer a emergencias e incidentes graves.
La respuesta institucional suele ser defensiva: se insiste en el interior de que “el número de tropas ha crecido un 18% en comparación con 2017”, especialmente en provincias críticas como Malaga o Cádiz. También recuerdan la implementación del plan especial del Gibraltar Campo para combatir el tráfico de drogas. Pero las cifras no convencen a quienes trabajan día a día con recursos disminuidos.
Un ministro “quemado” pero incombustible
La imagen pública de Marlaska abarca del perfil técnico imperturbable y el político quemado por las controversias. Sus ausencias en momentos críticos, ya sea antes de las perturbaciones sociales o los incendios devastadores, han consolidado una cuenta recurrente entre la oposición y los sindicatos: prioriza los actos institucionales (o deportes) contra el trabajo urgente en el territorio nacional.
No hay memes faltantes o comentarios sarcásticos en las redes sociales: “¡Finalmente, un ministro que viaja rápido! Lástima que no apagara incendios”, algunos usuarios irrumpieron después de ver las fotos de la caja parisina.
Curiosidades y datos llamativos
El viaje a París duró menos de 24 horas; ni un rastro de gastos en hoteles o cenas ostentosas. La presencia con el rey en Wimbledon generó más agitación de medios que el protocolo. Las perturbaciones en Torre Pacheco forzaron el despliegue urgente de 75 agentes antidisturbios; Los sindicatos consideran ese número insuficiente. Jucil ha solicitado formalmente más medios después de cada episodio violento o emergencia forestal. El reconocimiento como “profesión de riesgo” sigue siendo una utopía sindical contra las promesas del gobierno.
La política española agrega otro episodio de Rocambolesco donde las prioridades ministeriales parecen bailar al ritmo del tenis internacional. ¿Habrá un desempate final o solo más bolas afuera?