Después de 25 años de amistad con el presidente, Juan Carlos de Pablo intenta decodificarlo en un libro.
Por Pablo Sirvén, en Diario la Nacia
Por lo general, se acuesta a las dos de la mañana y se levanta a las seis (a veces, a las siete). Es decir que duerme cuatro horas, como se usó Bernardo Neustadt, a quien vio en un nuevo tiempo, “de Chiquito, solo”.
Haga clic aquí para unirse al canal de WhatsApp de Panorama Diario y siempre estar informado
Tome Zolpidem, un hipnótico sedante cuando su insomnio se vuelve severo. Considere la comida como una “necesidad fisiológica” en la que no encuentra placer. “Casi todo me interesa poco, excepto por un puñado de cosas”, confiesa.
Reconoce que su padre “no era un gran motivador para estudiar economía” porque lo consideraba “una suciedad, que era inútil” y que iba a morir de hambre. “Mi papá hizo que mi vida fuera imposible durante la carrera”, dice, “y es por eso que digo que estudiar la economía me sirvió para formar personajes y resolver conflictos en la adversidad”. Y agrega: “Era un camino traumático y no quiero a nadie”.
Ya a los once años, cuando en plena euforia patriota para la recuperación de las Islas Malvinas, dijo que “nos vamos a romper el trasero”, la reacción paterna no esperó. “Mi papá entró para volver a Carry Palos. Tuvieron que detenerse entre mi tía, mi madre y mi hermana”, recuerda.
Su padre quería que fuera contador, que no estaba interesado, y que continuó jugando al fútbol, donde se destacó como portero en Chacarita Juniors, pero que se fue para estudiar la carrera que había elegido.
“El portero es un villano”, dice, “es el que destruye el juego porque ella evita el objetivo”. Refleja que él es el único jugador que puede usar sus manos, que está sola cuando los demás celebran su propio objetivo, que recibe un entrenamiento diferenciado de sus compañeros de equipo y gana menos que un delantero. “Está claro que el más hermoso en el fútbol, se consuela, es el objetivo. Y el valor que el delantero contribuye es mucho más interesante”.
Estas y muchas otras revelaciones, que ayudan a comprender un poco más el peculiar perfil psicológico y filosófico del presidente de la nación, aparecen en un libro breve, sustancial y recién publicado. Se titula Tratando de comprender el fenómeno de Milei (Sudamericano, 2025). Sus autores son Juan Carlos de Pablo: diseminador de medios insurable de asuntos económicos, autor de más de cincuenta libros y columnista de este periódico, y Ezequiel Burgo, jefe editor de la sección Economía, en Clarín.
El libro es el producto de cuatro reuniones de poco más de dos horas, cada una para revisar la vida personal, el desarrollo profesional, la entrada en la política y algunas de sus experiencias como jefe de estado.
El de Pablo y Milei son amigos durante 25 años es una gran ventaja que este trabajo ofrece como una garantía sólida de dar valor a aspectos no tan ocupados de la vida y la forma de ser del actual presidente de los Argentinos. En ese sentido, le da al lector mucho más que las entrevistas a corto plazo de remo que Javier Milei generalmente proporciona a un pequeño personal de periodistas de su confianza o sus incursiones de kilómetro en las transmisiones que lo organizan fervientemente.
Se reunieron casualmente en el ascensor de un hotel en Tucumán. Durante años almorzaron una vez por semana y fueron juntos a la cancha. Milei también vio una fiesta en la Copa Mundial en la casa de Juan Carlos e incluso celebró un año nuevo. “De esta manera”, escribe en el prólogo, comenzó una amistad que aún no encontraba tiempo ni razones para fracturarse. “
Como todos saben, de Paul es una de las selecciones que habitúas los domingos a la residencia de oliva para compartir “óperas y cenas frugales”. Advierte que no acepta órdenes o regalos para llevarlo o hablar sobre lo que dice y escucha en esas noches. Lo explica con un argumento contundente e irreprochable: “Mi ‘capital’ es que nada de lo que le dice, o entrega, se condicionará por alguna acción de lobby”.
Ese mismo rigor se aprecia en las preguntas: claro, puntual y conciso, sin los típicos morcilios y elucubrataciones para un lado o para el otro al que la corriente principal periodística es tan propensa y que a menudo ensucia la llegada de un personaje sin interferencias interesadas a la audiencia. El libro se aclara en el prólogo: “Se pensó para aquellos que leyeron por primera vez, luego piensan y solo más tarde hablan”. Se completa con siete looks expertos en diferentes disciplinas, que analizan el fenómeno de Milei.
La lectura recomendada para tener en cuenta en estas semanas febriles en las que el poder debe tomar dos exámenes complejos: el primero, una vez más, demostrando si sabe cómo aplicar los paños fríos y el tiempo apropiados para calmar los mercados, sin que las principales variables sean sobrecalentadas demasiado y escapen de sus manos y, el segundo, si saldrá de la exigencia de la prueba electoral que pronto se enfrentará en las provincias de Buenos.