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Es sorprendente, si no hipócrita, que algunos se desgastaran en la crítica de la valiente resistencia clandestina dirigida por María Corina Machado, enfrentando un régimen que reprime sin piedad, mientras mantiene un silencio cómplice, por ejemplo, antes de la brutal operación Tun Tun, orquestada por Diosdado Cabello.
Esta caza despiadada, que persigue, encarcelada y silencio a los ciudadanos declarados en resistencia con los métodos de una dictadura oprobiosa, hoy clasificada como una plataforma del “cartel del sol”, no merece una palabra de reproche de estos críticos. ¿Cómo puedes cuestionar la lucha por la libertad de un pueblo y, al mismo tiempo, ignorar la maquinaria de terror que busca aplastarla? La coherencia requiere primero denunciar la tiranía antes de señalar a quienes la enfrentan con coraje.
La Operación Tun Tun es una estrategia represiva promovida por la dictadura que prevalece en Venezuela, asociada con su “estrella”, Diosdado Cabello, quien popularizó el término durante las protestas contra el gobierno de 2017.
Cabello utiliza su programa de televisión y redes sociales para amenazar a los oponentes, señalándolos como objetivos de la operación, que representa un mecanismo de control y represión en Venezuela, marcado por redadas ilegales, arrestos masivos y secuestros de oponentes. Su implementación ha generado un impacto significativo en la población y ha sido ampliamente criticada por su brutalidad y falta de apego a los principios legales y humanitarios. La operación implica incursiones nocturnas o sorprendentes, realizadas principalmente por la Guardia Nacional Bolivarian, el DGCIM, el Sebin y otros cuerpos de seguridad del estado que se mueven en alianza con los grupos y los “Patriotas cooperantes” estigmatizados.
Esta operación se ha caracterizado por hogares de hogares sin órdenes judiciales, violando el derecho a la inviolabilidad del domicilio, practicando arrestos arbitrarios, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y, en algunos casos, secuestros de líderes de la oposición, con el objetivo de reprimir y neutralizar la disco político y social. Actúan en vehículos sin placas, sin portanombres y con la cara cubierta. Después de tomar a alguien, puede pasar muchos meses sin informar en qué sitio de prisión o si hay algún caso judicial en el que pueda estar inmerso.
Los afectados no pueden tener un defensor privado porque también lo llevan encarcelado. Prohiben a la familia que publique cualquier cosa al respecto, la penalización de devolver el acceso a su pariente. Extortan a los familiares pidiendo rescates imposibles de pagar. Ni el Ministerio Público ni la Ley del Defensor del Pueblo, ya que son parte de las asambleas que justifican las acciones de la policía y los oficiales militares. Quienquiera que tomen se sometan a la casa y/de la oficina, una y otra vez, y roban de vehículos, computadoras, equipos electrónicos, pertenencias y cualquier objeto que represente algún valor sin acto, sin responsabilidad y en anonimato y impunidad total (lo roban de tipo móvil).
Según organizaciones como Human Rights Watch and Criminal Forum, los afectados han incluido líderes políticos, activistas, estudiantes, periodistas, empresarios, sindicalistas y ciudadanos comunes que han expresado críticas al régimen. Las personas son arrestadas sin cargos claros o respeto por el debido proceso. Por ejemplo, María Oropeza, jefe de campaña de oposición en el estado portugués, fue arrestada en su propia habitación durante una transmisión en vivo en 2024.
Después de las elecciones presidenciales de julio de 2024 en las que Edmundo González Urrutia ganó con fuerza, la operación recuperó la fuerza. 24 ciudadanos fueron asesinados y 2.200 personas fueron arrestadas en el contexto de protestas contra el régimen de Nicolás Maduro, según datos de organizaciones locales. Estos arrestos masivos reflejaron un aumento en la escala e intensidad de las tácticas represivas, afectando tanto a los líderes de la oposición como a los ciudadanos que salieron a las calles.
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación: la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (IACHR) han condenado estas prácticas por violar los derechos fundamentales como la libertad personal, la seguridad y el debido proceso. Los informes de organizaciones independientes han destacado el uso sistemático de la Operación Tun Tun como una herramienta de represión política que resulta en el “terrorismo estatal” que desarrolla la dictadura madura.
La Operación Tun ha sido indicada por su carácter ilegal bajo el marco legal venezolano e internacional. La ausencia de órdenes judiciales, arrestos sin cargos formales y el uso de la tortura contravengan la constitución de Venezuela y los tratados internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Americana de Derechos Humanos.
¡Qué dignidad exhiben las mujeres y los hombres de nuestro país! La lucha en medio de estas condiciones requiere demasiado coraje, fe, esperanza y un amor infinito por la patria. Afortunadamente no será en vano. Viene la libertad. ¡Sucederá!
Antonioledezma.net