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Hoy, 8 de agosto de 2025, Estados Unidos ha dado un golpe a su política hacia Venezuela al anunciar que duplica la recompensa por la información que conduce a la captura de Nicolás Maduro. La nueva cantidad, 50 millones de dólares, lo convierte en uno de los fugitivos más buscados en el planeta y refleja la creciente preocupación de Washington por los supuestos vínculos del presidente venezolano con organizaciones criminales transnacionales, especialmente el Cartel Sinaloa.
La decisión llega acompañada de un endurecimiento del discurso estadounidense, que ya no se limita a acusar al régimen venezolano de corrupción o autoritarismo, sino que indica directamente como un actor central en las redes globales de tráfico de drogas y delitos organizados. Esta subida, que pone a Maduro en el mismo nivel que los principales jefes de narco en el mundo, marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre los dos países y anticipa las consecuencias políticas y judiciales en la región.
Una recompensa sin precedentes
El fiscal general estadounidense, Pam Bondi, ha sido contundente: “Maduro utiliza organizaciones terroristas extranjeras como el tren Aragua, el Cartel Sinaloa y el cartel de Los Sol para introducir drogas y violencia letales en nuestro país”. La cifra, que hasta hace una semana era de 25 millones, se duplicó después de las recientes investigaciones que revelan una intensificación de las operaciones de narco con Epicenter en Venezuela.
Según los datos de la DEA, solo en los últimos meses, se han incautado 30 toneladas de cocaína vinculadas a Maduro y sus familiares, siete toneladas directamente relacionadas con él. Parte de esa droga llega mezclada con fentanilo, agravando la crisis de la salud debido a la sobredosis en los Estados Unidos. Además, las autoridades han tomado más de 700 millones de dólares en activos asociados con el entorno del presidente: aviones privados, vehículos de lujo y cuentas bancarias.
El eje Venezuela-Mexico: alianzas criminales
El fondo geopolítico es inquietante. Para Washington, Venezuela se ha convertido en un nodo logístico clave para el tráfico internacional. El Cartel de Los Soles, una estructura compuesta por altos comandantes militares venezolanos, ha sido declarada recientemente “organización terrorista global”, acusada de facilitar las rutas para el tren Aragua, la principal red criminal venezolana, y para el cartel Sinaloa, uno de los grupos de drogas más poderosos del mundo.
Esta tríada criminal aprovecha las fronteras porosas y la corrupción institucional para trasladar la cocaína de América del Sur a América Central, México y finalmente los Estados Unidos. El tren de Aragua actúa como una fuerza operativa transnacional; Su presencia ya está documentada en al menos ocho países estadounidenses, incluido México, donde colabora con la Unión Tepito en la Ciudad de México y disputa territorios clave para el tráfico de drogas y la trata.
Por su parte, el Cartel de Sinaloa proporciona infraestructura logística y la capacidad de introducir grandes volúmenes de medicamentos en el mercado estadounidense. La conexión venezolana se considera esencial para evitar controles y multiplicar las rutas marítimas y aéreas.
Washington Hardens SU Postura
Este turno ocurre solo dos semanas después de que Estados Unidos designe formalmente el Cartel de Los Sol como una organización terrorista global. El Secretario del Tesoro de los Estados Unidos enfatizó que esta medida busca exponer “la facilitación del narcoterrorismo por el régimen ilegítimo de Maduro”, dejando en claro que todos los activos vinculados están bloqueados en el territorio estadounidense.
Además, la administración estadounidense advierte que utilizará “todos los recursos disponibles” para evitar que Maduro continúe beneficiando del tráfico de drogas, la trata y otras formas serias de delitos internacionales organizados. Las acciones planificadas incluyen nuevas sanciones financieras, restricciones migratorias e incentivos económicos para colaboradores e informantes.
El mensaje político es inequívoco: Washington ya no ve a Caracas solo como un adversario diplomático o un régimen autoritario sino como una amenaza directa para su seguridad nacional.
Reacciones y contexto regional
Hasta ahora, el gobierno venezolano no ha respondido oficialmente al aumento de la recompensa o las nuevas acusaciones públicas. En ocasiones anteriores, Maduro ha descrito estas quejas como “una campaña difamatoria” orquestada por los Estados Unidos para desestabilizar a su gobierno.
Mientras tanto, los expertos en seguridad internacionales advierten sobre los riesgos colaterales: aumentar la presión sobre Maduro podría radicalizar aún más el régimen o impulsar a sus aliados a buscar refugio en actores extra regionales como Rusia o Irán. Sin embargo, desde Washington insisten en que esta estrategia busca debilitando financieramente las redes criminales transnacionales y la protección de la sociedad estadounidense antes del surgimiento del consumo de drogas sintéticas.
La comunidad internacional observa con atención cómo estos movimientos pueden alterar los saldos ya frágiles en América Latina. La cooperación judicial entre Estados Unidos, Colombia y México será clave para avanzar contra estas redes. Además, las expectativas sobre posibles nuevos arrestos o extradiciones relacionadas con los funcionarios venezolanos involucrados aumentan.
¿Qué puede pasar ahora?
La intensificación del asedio financiero contra cifras cercanas al Chavismo es previsible. Las autoridades estadounidenses pudieron ver el escrutinio internacional.
En este contexto volátil, la decisión estadounidense marca una escalada sin precedentes que no solo afecta al régimen venezolano sino a toda la arquitectura criminal latinoamericana. El resultado permanece abierto, pero cada movimiento estrecho más el círculo en uno de los líderes más controvertidos del continente.