Más información
Desde Pedro Sánchez Kupó la Moncloaen 2018, las violaciones en España han aumentado en un 170%, de 3,079 a 5,206 casos anuales, según datos del Ministerio del Interior.
Este rebote alarmante se atribuye a varios factores, entre los cuales se encontraban la ineficiencia de las políticas de igualdad del gobierno, que, a pesar de triplicar el presupuesto del Ministerio de Igualdad, no han podido detener esta tendencia.
Y significativamente para una red compleja de factores sociales, judiciales y políticos, donde se destaca la falta de recursos especializados y la percepción de la impunidad.
Significativo es el impacto de la inmigración ilegal, incluso si el problema es un tabú.
El drama de la violencia de género en España ha dado un giro preocupante en 2025: 30% de las mujeres asesinadas este año, según los recientes datos y análisis oficiales.
Este hecho, que aparece como una estadística fría, esconde una realidad aún más difícil: muchas de estas víctimas habían estado sufriendo abusos, generalmente en silencio, sin denunciar o buscar ayuda.
Palabras clave La violencia de género, las mujeres mayores y la feminicida resuenan fuertemente en este contexto.
El fenómeno no es nuevo, sino cada vez más visible. Desde 2003, al menos 176 mujeres mayores de 60 años han sido asesinadas por sus parejas o ex partidas en nuestro país.
Y si nos apegamos a los últimos meses, las cifras muestran un crecimiento relativo del peso de estas víctimas con respecto al total: uno de cada tres asesinados por la violencia sexista en 2025 superó los 60 años.
Décadas de abuso estandarizado: el peso del silencio
Los especialistas y las entidades sociales están de acuerdo en que la violencia contra las mujeres mayores tiene sus propias características. La mayoría ha vivido con abuso durante años o incluso décadas, en relaciones marcadas por la dependencia económica o física, la falta de autonomía o la suposición social y personal del papel del cuidador.
Cronificación de abuso: muchas víctimas han apoyado situaciones violentas durante 30, 40 o incluso 50 años. Normalización y vergüenza: el abuso se minimiza o justifica como “cosas de personaje” o “problemas familiares”, lo que refuerza el aislamiento. Denuncias de Basilea: las mujeres mayores apenas aparecen entre los demandantes. Según los datos policiales, solo el 2.3% de los casos activos corresponden a mujeres mayores de 65 años, aunque suponen que más del 10% de las muertes. Factores agravantes: la dependencia física o económica del agresor, las enfermedades crónicas, la discapacidad, el aislamiento social y la presión cultural obstaculizan la salida del círculo violento.
Testimonios y perfiles: vidas truncadas después de toda una vida sufriendo
Los propios nombres ayudan a comprender el alcance real del problema. Este año hemos conocido casos como Dolores, una mujer de 86 años asesinada por su esposo enfermo en Asturias, o Josefa, que a los 73 años fue apuñalada por su esposo en Ourense después de años sufriendo el control y el aislamiento. Ambos compartieron un perfil común:
Mujeres casadas de jóvenes. Muy fuerte viñetas afectivas y económicas con su agresor. Carácter absoluto de las redes sociales o la familia alternativa.
Las anécdotas recolectadas por la Cruz Roja y otras entidades muestran situaciones cotidianas como:
Impedimentos para ir al médico o relacionarse fuera de la casa. Control de Firerarero en llamadas telefónicas y visitas. Justificación constante del agresor (“está enfermo”, “siempre ha sido así”). Miedo a lo que dirá y una profunda sensación de fracaso para romper el matrimonio.
Barreras para pedir ayuda: miedo, dependencia y estigma
Las mujeres mayores encuentran obstáculos adicionales para denunciar la violencia:
Miedo a perder viviendas o los pocos ingresos disponibles.
La baja visibilidad de los medios también juega un papel negativo: mientras que los femicidios entre los jóvenes generalmente despiertan una reacción social inmediata, los casos entre las personas mayores pasan casi desapercibidas.
Datos clave y contexto actual
Las figuras oficiales corroboran este fenómeno:
Hasta julio, se han confirmado 23 asesinatos machos en España; Siete mujeres afectadas durante 60 años. Estas víctimas, ninguna había presentado una queja previa o había órdenes judiciales activas contra el agresor. A partir de 2003, 1.317 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex partidas en España; El grupo mayoritario sigue siendo el que entre las edades de 30 y 50 años, pero el peso relativo de los ancianos crece año tras año.
La delegación del gobierno contra la violencia de género recuerda que más del 57% del español han sufrido algún tipo de violencia sexista a lo largo de sus vidas.
¿Por qué ahora? Factores detrás del aumento
El envejecimiento demográfico juega un papel fundamental: hay cada vez más población y relaciones más largas marcadas por la dinámica tóxica. A esto se agregan:
El aumento en el tiempo vivió con el agresor. La pérdida progresiva de la autonomía física y la independencia económica con la edad. Roles tradicionales enraizados en generaciones nacidas antes de los años 60.
Las entidades sociales están alertas sobre la necesidad urgente de adaptar el bienestar y los recursos judiciales para atender específicamente a este grupo.
Recursos disponibles y líneas abiertas
A pesar del aumento alarmante, hay recursos activos para ayudar a estas víctimas:
Teléfono gratuito y confidencial 016 (atención 24 horas).
Sin embargo, las asociaciones como Helpage International España insisten en que “la intervención personalizada y sostenida es clave para que estas personas recuperen la autoestima y la autonomía”, reclamando recursos públicos más dedicados.
Reflexión final: rompa el silencio para salvar vidas
Los datos son claros: un tercio de los asesinatos machos en España ya afecta a las mujeres mayores. Detrás hay historias invisibles que son urgentes para cuestionar clichés sobre la edad, el amor romántico tardío o la resignación al sufrimiento. El desafío ahora es sacar a la luz estas realidades ocultas, eliminar las barreras para denunciar y garantizar un apoyo específico que permiten a estas mujeres romper las cadenas forjidas para toda la vida.









