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La crisis en la campiña argentina: importaciones y costos dolarizados

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La fuerte apertura de importación del gobierno de Javier Milei impactó a los productores del campo del país. La entrada masiva de mercancías extranjeras a un precio más bajo dejó a las fuerzas productivas en una situación crítica. “Estamos trabajando con una pérdida, ni siquiera para empatar”, dijo Pedro Manzano, productor del valle de UCO, Mendoza. Los costos en dólares no dejan de aumentar, mientras que los precios pagados a ellos continúan cayendo.

La crisis en la producción local y la caída en los precios

Manzano se volvió viral después de mostrar en un video la crisis que cruza en el campo con la producción de cebolla. Los intermediarios ofrecen menos de $ 3,500 por mercado de valores, un valor que no cubre los gastos y gastos de mano de obra. “Nos están viendo en el piso y siguen pateando a los productores que están perdiendo todo”, denunció. “Palallo, zanahoria, tomate se perdieron, ¿van a dejar que la cebolla se pierda?” Añadió.

En diálogo con el programa argentino de la mañana, el productor enfatizó que la Ceisis en el campo no es nueva. “Lo mismo ha sucedido con el tomate, las fábricas preferían importar la pasta terminada en lugar de comprar a los productores locales”, dijo. Por lo tanto, se administraron más de 2 millones de kilos de tomate, y se dejaron muchas hectáreas sin cosechar. “Ahora estamos trabajando en el ajo, pero sin plata en nuestro bolsillo, la calidad no será la misma”, advirtió.

La diferencia entre los precios y la inflación en dólares

La calabaza también sufrió el impacto de la apertura. Los intermediarios ofrecen precios entre $ 20 y $ 40 por kilo, cifras que llevaron a muchos a dejar la producción en el campo. “No hay consumo, nadie quiere comprar porque todos saben que las importaciones se abrirán”, explicó Manzano.

Con respecto a la enorme diferencia entre el precio que recibe el productor y el que pagó el consumidor, el productor dijo: “Dicen que la logística socava, pero en mi caso solo hay 7 u 8 kilómetros entre la granja y el supermercado”. Explicó que un kilo de calabaza cuesta $ 50 en la granja y vende por $ 500 en tiendas.

El productor cuestionó la excusa oficial que justifica las importaciones diciendo que los costos nacionales son altos. “Nuestros costos son dólarizados y continúan aumentando. Tenemos tarifas y suministros en dólares, pero nos pagan menos. Por lo tanto, estamos perdiendo dinero, ni siquiera vitiendo”, concluyó Manzano.

Esta situación refleja la profunda crisis de que los productores agrícolas argentinos están yendo Javier Milei. La pérdida de rentabilidad amenaza la continuidad de la producción local y pone en riesgo la calidad y cantidad de alimentos en el mercado nacional.

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