Más información
Hay todo, como en botics.
Y muy listo.
También indocumentado y cuidados.
El Congreso de Diputados parece cada legislatura más un escaparate de diversas trayectorias que un aula de la Universidad Complutense.
La publicación de los registros oficiales de los 350 diputados, a partir del 26 de julio de 2025, revela una realidad inesperada: 184 Parlamentarios no mencionan la capacitación universitaria en sus perfiles públicos.
El hemiciclo, por lo tanto, está lejos de ser el club exclusivo de graduados que muchos ciudadanos imaginan.
Entre los que presumen títulos, predominan los títulos de la ley, con 27 diputados, seguidos de doctorados (7), títulos de licenciatura en filosofía (2), ingeniería química (2), medicina y cirugía (2), geografía e historia (2), farmacia (2), ingeniería técnica agrícola (2) y administración y administración empresarial (2). El resto de los títulos se dispersan entre ciencias sociales, humanidades y alguna sorpresa de último minuto.
Por grupos parlamentarios, las cifras ofrecen matices:
Vox lidera la clasificación de entrenamiento universitario, con el 60.6% de los diputados titulados.
¿Significa esto que la política es un refugio para aquellos que no han pisado la universidad? No necesariamente: el sistema permite el acceso al parlamento sin requisitos de capacitación, y la política, a diferencia de la física cuántica, no requiere un grado anterior.
Pero los datos invitan a una reflexión sobre la representatividad y la profesionalización de nuestros representantes.
Un día se le preguntó al ingeniero Patxi López si conocía el principio de Arquímedes y respondió: “Depende de cuál”.
No te rías, solo vuelve a publicar y follar. pic.twitter.com/r3bznibbsc
– jhoncrack🇪🇦 (@jhoncrack_5) 25 de julio de 2025
El analfabeto Patxi López y el Principio de Arquímedes
En la sección de anécdotas académicas, Patxi López ha ido a la posteridad a través de un episodio tan famoso como el “Principio de Arquímedes”.
El actual portavoz socialista en el Congreso se presentó durante años en diferentes biografías como “Ingeniero Industrial” o “con estudios de ingeniería industrial”.
Sin embargo, nunca obtuvo el título, lo que no le impidió las leyes y conceptos de vehículos que a veces lo llevaron a confundir el principio de Arquímedes con una receta de cocina.
Estos tipos de inexactitudes son frecuentes en el hemiciclo. La fórmula “con estudios de …” se ha convertido en un clásico del plan de estudios político español, una especie de comodín para cubrir brechas formativas sin incurrir en perjurio explícito.
De hecho, López no es el único: otros nombres prominentes, como Miguel Iceta (PSC-PSOE), han sido promovidos a altas posiciones con el simple equipaje del bachillerato, mientras que la carrera universitaria fue inacabada.
Profesión: Ingeniero Industrial 🤣🤣🤣🤣
-Patxi, ¿conoces el principio de Arquímedes?
-Yes, el comienzo es el A y el final el S https://t.co/leygln4uo2
– Benjamín López (@benjalh1971) 25 de julio de 2025
Currículo hinchado: una epidemia transversal
El caso más reciente que ha sacudido la Cámara de Representantes es el de Noelia Núñez (PP), quien reconoció públicamente que los estudios universitarios reflejados en su perfil del Congreso no se completaron.
A pesar de su explicación: “Nunca he tenido la intención de engañar a nadie”, el PSOE exigió su renuncia, reviviendo el debate sobre la veracidad del plan de estudios en la política.
No es un derecho exclusivo de la derecha. La historia de los socialistas y sus Cominches se desborda con “grado” y “doctorados” que nunca llegaron a término, como Elena Valenciano, presentados en Europa como un doble graduado cuando ninguna carrera no concluyó.
Carmen Chacón llamó al “Dr. en ley” sin ser, y el vicepresidente catalán Joana Ortega colgó el Urla en psicología a pesar de faltar a dos sujetos.
Pilar Rahola llegó a aparecer en su sitio web con dos doctorados, aunque en catalán prefirió hablar sobre títulos. “Titulitis” no entiende el acrónimo: el fenómeno es transversal y afecta todos los partidos, aunque el PSOE atesora una colección de casos particularmente sonados.
La leyenda del ‘profesor’ falso y de bequez de Sánchez
En el capítulo falso más popular, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, cuya tesis doctoral estaba sujeta a controversia debido a sospechas de plagio y la opacidad en su acceso. A la sombra de Sánchez brilla, o más bien chirriante, la figura de Begoña Gómez, su esposa.
Gómez ha sido presentado como “profesor” en foros internacionales y en algunos perfiles institucionales, a pesar del hecho de que no tiene esa categoría académica ni ha superado el proceso exigente de calificación universitaria en España.
La confusión, alimentada por los comunicados de prensa y las presentaciones públicas, ha generado situaciones tan surrealistas como para verla en las mesas expertas con la etiqueta de “maestro titular” o “director del presidente”, títulos que en el mundo universitario tienen un significado muy específico y que, en su caso, no corresponden a la realidad administrativa.
El asunto ha alimentado a la rumorología y memes de los medios en las redes sociales, donde no faltan comparaciones con otros “profesores expresos” de la política española.
Una cámara de contraste (y cierta excentricidad)
En el otro extremo del espectro, algunos diputados pueden presumir trayectorias académicas sólidas y verificables. Cayetana Álvarez de Toledo (PP) tiene un título y médico en la historia de la Universidad de Oxford, mientras que Aitor Esteban (PNV) es profesor de doctor y universidad. Yolanda Díaz (ADD) acredita la capacitación en derecho y especialización en asuntos sociales y laborales, y Gabriel Rufián (ERC) tiene un diploma y una maestría en recursos humanos.
La variedad es tal que el Congreso podría organizarse desde una mesa redonda sobre el derecho internacional a un taller de “cómo mejorar su perfil de LinkedIn sin despegar”. Todo es cuestión de encontrar el asiento correcto.
Datos curiosos
El registro de los diputados sin un título universitario reconocido sigue siendo una legislatura estable después de la legislatura, a pesar de la presión social para mejorar la formación de políticos. El principio de Arquímedes sigue siendo un misterio para algunos portavoces, aunque no para los físicos del CSIC. La expresión “con estudios de …” se ha consolidado como el eufemismo favorito para inflar el plan de estudios sin riesgos criminales. Aparecen con títulos genéricos como “profesional de la comunicación” o “asesor”, sin más detalles. La Cámara Baja es, sin duda, el único lugar en España donde el título de “Profesor” puede depender más de la voluntad política que de la excelencia académica.