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Más de 250 migrantes venezolanos que habían sido deportados a El Salvador por orden de la administración Trump y celebrados desde marzo en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una de las prisiones más estrictas del continente, regresó este viernes a Venezuela. Los aviones aterrizaron por la tarde en Maiquetía, donde parientes y ministro del Interior, Diosdado Cabello, esperaban su llegada.
Durante su arresto, algunos migrantes denunciaron abusos físicos y psicológicos en el cecot. En el mismo vuelo viajaron menores que habían sido separados de sus padres y que permanecieron bajo custodia en los Estados Unidos. Hasta el acuerdo de repatriación.
La liberación fue confirmada por el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien explicó que el intercambio incluyó la entrega de todos los venezolanos bajo custodia, acusados de pertenecer a la organización criminal de la trenes de Aragua, a cambio de la liberación de al menos 10 estadounidenses y un número indeterminado de prisioneros políticos que fueron detenidos en Venezuela bajo posiciones de conspiración y crimes.
Grupo estadounidense lanzado en Venezuela
Bukele compartió en las redes sociales imágenes del enfoque de los migrantes y destacó la naturaleza excepcional del acuerdo, que también fue reconocido por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio. Después de la operación, Estados Unidos dijo que no hay ciudadanos estadounidenses encarcelados en Venezuela por razones políticas.
El gobierno venezolano, por otro lado, dijo que repatriar a sus nacionales representaba “un alto precio”, admitiendo la entrega de ciudadanos estadounidenses para cerrar el intercambio. Sin embargo, las organizaciones de oposición y derechos humanos, tanto en Venezuela como en los Estados Unidos, advierten que muchos de los deportados fueron acusados sin evidencia confiable y que solo una fracción pequeña tenía antecedentes penales graves.
Esta compleja negociación internacional ha evidente las versiones encontradas: mientras Washington y El Salvador argumentan que muchos venezolanos devueltos estaban bajo acusaciones de asesinato, robo o violación, Caracas describe a los migrantes como víctimas de “secuestro político” patrocinado por sectores de la oposición venezolana. A su vez, Venezuela acusa a los estadounidenses liberados de “crímenes graves contra la paz y la seguridad nacionales”.
En el fondo, el acuerdo revive las controvertidas políticas migratorias de Trump, que incluyeron el uso de la antigua ley de enemigos extranjeros de 1798 para acelerar la deportación de los acusados venezolanos, con o sin evidencia contundente, para tener lazos con la banda del tren Aragua. Los activistas pro de derechos humanos y grupos legales como ACLU han denunciado estos procedimientos para violar los derechos fundamentales y basados en fundaciones legales inconsistentes.
A pesar de la trascendencia del acuerdo, la Corte Suprema aún no se pronuncia sobre la legalidad de estas deportaciones masivas. Mientras tanto, el regreso de los migrantes venezolanos y la liberación de estadounidenses podrían marcar un nuevo capítulo en las tensas relaciones diplomáticas y migratorias entre Washington, Caracas y San Salvador.
Autor
Paul Monzón
Editor de viajes del periodista digital desde sus orígenes. Actual editor del Suplemento de Viajeros.