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Alcance de IA en recursos humanos

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¿Puede una máquina decidir a quién contratar? ¿Qué tan cerca estamos de que un algoritmo determine las promociones o evaluaciones? Estas preguntas ya no pertenecen a la ciencia ficción: son parte de los recursos humanos actuales. La inteligencia artificial (IA) está reconfigurando los equipos, el liderazgo y la cultura organizacional a una velocidad inédita.

Estamos en el epicentro de esta transformación, tratando no solo con la transformación tecnológica, sino también con la creciente preocupación por los cambios a corto plazo que afectarán directamente nuestra área y en la vida de las personas en las organizaciones. Reflexionar sobre estos desafíos es esencial para adaptarse y liderar esta nueva era.

Comprender la IA en nuestro contexto implica dominar algunos conceptos clave. En esencia, hablamos sobre la simulación de los procesos de inteligencia humana por los sistemas informáticos. En este sentido, el aprendizaje automático nos permite aprender de los datos para identificar patrones sin programación explícita, lo que es invaluable para analizar registros de contratación y predecir qué candidatos tendrán mayor éxito.

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Es por eso que molesta a quienes creen que son los dueños de la verdad.

Además, el procesamiento del lenguaje natural permite a las máquinas comprender, interpretar y generar lenguaje humano, algo crucial para los chatbots de los empleados, el análisis de comentarios y las entrevistas automatizadas.

La evolución del uso de la IA en los recursos humanos ha sido progresiva. Pasamos de los sistemas tradicionales a automatizar tareas administrativas básicas (nóminas, registros) entre 1980 y 2000, a la aparición de los primeros datos analíticos basados en datos para informes y tendencias entre 2000 y 2010. La llegada de los grandes datos entre 2010 y 2015 permitió un análisis más profundo y las primeras herramientas predictivas. Pero hoy (el presente 2015) nos encuentra en el dominio AI avanzado, con algoritmos complejos, aprendizaje constante e integración con otras tecnologías.

Esta “revolución silenciosa” en el entorno de trabajo se ha manifestado primero en la automatización de tareas repetitivas, liberando a nuestro personal de recursos humanos (y otros) para gastar tiempo para obtener más trabajo. Luego, vimos cómo el análisis de grandes volúmenes de datos generó ideas que previamente requerían semanas de trabajo humano.

Más recientemente, los asistentes virtuales manejan interacciones complejas con empleados y clientes, y la IA incluso se aventura en la generación de contenido, código y diseños.

Lejos de eliminar los roles, la IA ha permitido el surgimiento de nuevas profesiones, como especialistas en ética o gerentes de integración de hombres. También ha valorado los perfiles híbridos que combinan habilidades técnicas con la capacidad de humanizar la tecnología. Hemos sido testigos de integraciones exitosas: centros médicos que usan IA para diagnósticos, lo que permite a los médicos pasar más tiempo a la comunicación empática; Los bancos que usan IA para dar información y recomendaciones a los asesores, mejorando la interacción humana en lugar de reemplazarla; e industrias que utilizan robótica para exigentes tareas físicas, dejando a los humanos control de calidad y supervisión creativa. Estos ejemplos nos muestran que la IA puede ser una herramienta para mejorar el humano.

Será clave, entonces, que avanzamos hacia marcos regulatorios que acompañen a la innovación, incluidas auditorías independientes y certificaciones éticas para algoritmos que influyen en la vida laboral de millones de personas.

Lograr una transición exitosa requiere una colaboración activa entre gobiernos, empresas, instituciones educativas y sociedad civil. Cada actor tiene la responsabilidad de diseñar conscientemente la relación entre la humanidad y la tecnología. Nuestro objetivo no debe simplemente automatizar automatizando, sino liberar el potencial humano para actividades significativas, mientras que las máquinas son responsables de la rutina.

La IA ofrece herramientas poderosas para optimizar la gestión humana, desde la atracción del talento hasta la mejora en la gestión del clima y la interacción con los empleados. Los beneficios en la eficiencia y el análisis son innegables. Pero no podemos ser ingenuos antes de los riesgos éticos y la perpetuación sesgada.

El verdadero éxito radicará en encontrar el equilibrio correcto, usar IA para mejorar nuestras habilidades, promover habilidades humanas irremplazables y garantizar que la tecnología sirva para construir un trabajo futuro más justo, inclusivo y enfocado.

*Especialista en recursos humanos y ejecutivo de VISMA HR

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