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La tarifa femenina y el envejecimiento en el departamento de bomberos: un candidato masculino afirma ser una mujer para asegurar la plaza

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El debate sobre la cuota femenina en los procesos de acceso al departamento de bomberos ha explotado fuertemente en las últimas semanas, especialmente después de conocer el caso de uno aspirante que, para garantizar un lugar, fue registrado como una mujer durante la oposición.

El episodio ha encendido tanto a los grupos internos como a la opinión pública, centrándose en los límites y las consecuencias de las políticas de igualdad mal llamadas cuando enfrentan la realidad del mercado laboral.

El evento más reciente ha ocurrido en Cataluña, donde un candidato identificado como FM intentó acceder al cuerpo en dos llamadas consecutivas, primero registrándose como hombre y, posteriormente, como mujer, después de la entrada en la fuerza de una reserva cuadrada del 40% para mujeres.

Esta decisión es parte de una estrategia institucional para aumentar la presencia femenina en un grupo que sigue siendo abrumadoramente masculino.

La noticia ha generado respuestas inmediatas:

Los bomberos para la igualdad han convocado una manifestación este sábado contra la reserva del 40% de lugares para mujeres. Los miembros del cuerpo denuncian que estas medidas pueden favorecer las situaciones de “fraude legal”, aprovechando los cambios de registro proporcionados por la ley trans. Los sindicatos y asociaciones mantienen posiciones que se encuentran en el alcance y la idoneidad del sistema de cuotas.

El truco del cambio registral: entre fraude y protección simbólica

Este no es un caso aislado. En los últimos meses, se han detectado al menos dos situaciones similares dentro del Departamento de Bomberos de Generalitat. Dos tropas, destinadas a Badalona y Vic, cambiaron su sexo en el DNI sin modificar su nombre o apariencia física. Uno lo hizo como una supuesta forma de protesta contra la medida; El otro, por temor a perder su lugar por posibles interpretaciones erróneas en la aplicación local de las cuotas.

Las investigaciones abiertas del interior no han concluido con las sanciones, ya que no había evidencia de fraude definitiva, pero han dejado en claro incomodidad institucional: el director general del cuerpo describió estos comportamientos como “fraudulentos” y “reprensibles”, argumentando que violan los derechos de las mujeres y el colectivo LGTBI. La reacción sindical ha sido dispar: mientras que algunos consideran un registro inaceptable de preguntas, otros insisten en que el acceso meritocrático debe estar garantizado.

¿Cómo es posible cambiar el género legalmente?

La ley trans permite desde 2023 modificar el sexo de registro sin la necesidad de intervención médica o informes psicológicos, lo que ha simplificado el procedimiento tanto en las cárceles como en las oposiciones o empresas. Esto ha abierto una puerta inesperada: aquellos que deseen pueden aprovechar esta ruta para beneficiarse, al menos temporalmente, de ventajas asociadas con políticas positivas o cuotas reservadas.

En evidencia física para los bomberos, las marcas requeridas para las mujeres suelen ser más flexibles. El cambio de registro es inmediato y solo requiere una declaración formal antes del registro civil. No existe la obligación legal de modificar el comportamiento o la apariencia de acuerdo con el nuevo sexo registrado.

La respuesta social: manifestaciones y debate público

El impacto no se limita al campo interno. La controversia ha movilizado a las organizaciones como bomberos para la igualdad, que han convocado manifestaciones para denunciar lo que consideran una “imposición injusta” y afirman que “excelencia y meritocracia” en cualquier otro criterio. Entre sus afirmaciones incluyen:

Anulación inmediata de la reserva del 40% para mujeres. Investigación rigurosa sobre cambios de registro sospechosos. Plantación de sistemas objetivos basados exclusivamente en méritos y habilidades físicas.

Por otro lado, los grupos feministas defienden que estas medidas son necesarias para corregir décadas de discriminación estructural. Argumentan que sin cuotas sería prácticamente imposible romper la inercia masculina en profesiones tradicionalmente dominadas por los hombres.

Efectos colaterales: prisiones, administración y empresas

El fenómeno no es exclusivo del sector público o del mundo laborista. En los últimos años, han surgido casos similares en otras áreas:

Las personas privadas de Liberty han solicitado el registro para acceder a los módulos femeninos o mejorar sus condiciones de prisión. En algunas empresas privadas, se han detectado movimientos estratégicos aprovechando las políticas de diversidad e inclusión interna. Los tribunales y las administraciones públicas ahora deben enfrentar el desafío legal y ético de discernir entre casos genuinos y un posible fraude oportunista.

¿A dónde va el debate?

La controversia sobre las tarifas femeninas en cuerpos como los bomberos revela en qué medida las políticas públicas pueden tener efectos inesperados cuando enfrentan lagunas legales o resistencias sociales profundas. Los datos muestran que solo el 2% del cuerpo son mujeres, pero también que cualquier intento abrupto de equilibrar esta proporción puede generar graves tensiones internas.

La administración ahora está estudiando controles e incluso modificando procedimientos para evitar el fraude sin poner en riesgo el progreso hacia la igualdad real. Mientras tanto, los sindicatos, las asociaciones profesionales y colectivas LGTBI mantienen posiciones difíciles.

El desafío aún está abierto: ¿cómo garantizar un acceso justo y equitativo a profesiones esenciales sin abrir grietas que pueden ser explotadas? ¿Debería prevalecer la igualdad formal o la igualdad real? La respuesta está lejos de ser simple, pero lo que sucedió en estos días deja en claro que cualquier solución debería ser el resultado del diálogo social y el rigor legal.

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