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Dos de los autores que golpean para un vecino en Torre Pacheco

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La mañana del miércoles pasado, 9 de julio, domingo, un anciano, de 68 años, fue brutalmente agredido mientras caminaba por un Pacheco Torre.

El ataque, perpetrado por tres jóvenes con acento de Magreb de acuerdo con el testimonio de la víctima, no tenía móviles económicos o personales: los agresores Hist Man simplemente “por diversión”, sin robar o mediar la palabra.

Domingo, quien resultó herido pero podría informar los hechos después de recibir asistencia médica, dijo que uno de los grupos fue atacado y comenzó a golpearlo mientras los demás se reían de la agresión.

Este episodio es parte de una tendencia viral preocupante en las redes sociales, donde las agresiones aleatorias a las personas vulnerables se convierten en desafíos para lograr visualizaciones y notoriedad digital.

La indignación creció rápidamente entre los residentes de Torre Pacheco cuando se difundió el caso y especialmente después de circular las imágenes falsas y los globos sobre los presuntos autores, alimentando el clima de la tensión social.

Este lunes, el municipio todavía está en tensión después de varios disturbios que ocurrieron este fin de semana, lo que ha resultado en el arresto de seis personas, cinco de ellas de nacionalidad española y uno de origen de Magreb.

El delegado del gobierno en la región de Murcia, Mariola Guevara, informó que la operación de seguridad especial sigue activa con la participación de la Guardia Civil, la policía local y las unidades especializadas como el GRS y el Usecic.

Paradas y una extraordinaria operación policial

La Guardia Civil ya ha logrado detener a dos de los tres presuntos perpetradores del ataque.

Ambos están acusados de cobertura y complicidad en un delito de lesiones en una persona vulnerable, punible con hasta tres años en la cárcel. El agresor principal todavía se identifica, pero aún no ha sido arrestado. Ambos detenidos pasan el lunes en la corte.

Al mismo tiempo, la tensión social subió hasta que fluye hacia los altercados nocturnos. La noche de viernes a sábado, y también el domingo, perturbaciones entre grupos radicales y migrantes en diferentes partes del municipio. Un dispositivo policial fuerte, incluidas unidades especiales desplazadas de la capital de Murcia, se desplegó especialmente en la entrada del vecindario de San Antonio, para contener enfrentamientos y evitar que la situación deriva incidentes importantes.

Los disturbios dejaron al menos seis detenidos adicionales y varios heridos, algunos se transfirieron al hospital por lesiones durante las peleas. Las autoridades locales confirmaron la llegada de ocho nuevas tropas para reforzar la seguridad ciudadana.

Furia ciudadana e instrumentalización política

El ataque del domingo rápidamente resultó en una protesta masiva convocada por el Consejo de la Ciudad bajo el eslogan Torre Pacheco, libre de violencia.

Más de 2.000 personas fueron a la concentración para exigir una mayor presencia policial y mostrar su rechazo de la impunidad. Sin embargo, la demostración degeneró en episodios violentos con persecuciones racistas y mensajes incendiarios difundidos de Ultras y redes sociales.

Algunos mensajes propusieron ataques organizados contra tiendas y residentes.

Incluso se compartieron nombres, direcciones e información personal de los ciudadanos indicados como autores del crimen, lo que causó miedo entre las familias inocentes y forzaron las fuerzas del orden de intensificar la vigilancia para evitar represalias.

Desde los sectores del vecindario, las acusaciones a la Guardia Civil surgieron por presunta permisividad con algunos grupos contra el tratamiento otorgado a los vecinos “indignados”, avivando aún más la sensación de abandono institucional expresado por muchos residentes de Torre Pacheco.

El perfil del domingo: rutina interrumpida por la violencia

Domingo, un vecino del municipio murciano, se describe como una persona tranquila que lleva a cabo caminatas diarias por la mañana. Su vida dio un giro radical después de sufrir esta agresión libre. Junto con su esposa Encarnacia, permanece en casa por temor a nuevos ataques y las consecuencias derivadas de rumores infundados que circulan a través de las redes sociales. Su testimonio ayuda a comprender el impacto psicológico sufrido por las víctimas más allá del daño físico:

“Están demostrando lo mismo que han hecho al domingo. Por lo tanto, las cosas no están arregladas: con violencia”, lamenta su esposa ante las cámaras.

El matrimonio ha solicitado repetidamente que los Bulles se detengan en su caso y exijan respeto tanto por ellos como para aquellos injustamente indicados.

Anécdotas y curiosidades del caso

Domingo no conocía previamente a sus agresores ni fue una víctima de robo: todo apunta a una acción motivada solo por diversión o viralidad. Después de difundir imágenes falsas que atribuyen otra paliza viralizada en las redes sociales, Encarnaci para mudarse a Torre Pacheco “para poner orden”, de acuerdo con sus propias declaraciones recopiladas en canales públicos. El aumento de la policía incluye ocho nuevos agentes expresamente destinados a patrullar las calles después de los disturbios.

Tensión persistente y desafíos sociales

La atmósfera en Torre Pacheco sigue siendo tensa. Mientras que parte del vecindario reclama justicia para Domingo y solicita soluciones institucionales contundentes al aumento percibido de la inseguridad, otro sector teme que esta ola de indignación se deriva en brotes racistas o represalias indiscriminadas contra comunidades enteras.

En este contexto, voces como Faiza, un médico criado en Torre Pacheco, denuncian tanto la inacción policial previa como el silencio institucional contra los discursos de Ultras: “Nos sentimos abandonados”, resume su sentimiento colectivo.

El desafío inmediato es el doble: garantizar la justicia para las víctimas reales sin dar terreno a los discursos xenófobos o estrategias políticas interesadas. El futuro cercano requerirá una coordinación efectiva entre las fuerzas de seguridad, la justicia rápida y las iniciativas comunitarias capaces de recompensar la confianza social dañada en estos días.

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